Frente a Samuel se expande una sala muy similar a la del almacén gigantesco que se había encontrado anteriormente. Sin embargo, esta vez, el ambiente es más iluminado, con escritorios repartidos por toda la estancia y material de oficina encima de los mismos.
- "¿Una oficina? Al menos no pasaré calor".
El chico avanza al frente, a la par que observa con detenimiento cada detalle de la oficina de aspecto abandonado. Al alargar la vista un par de metros de donde se encuentra, encuentra el foco de luz que ilumina el lugar: una serie de ventanas dispuestas a los lados se encuentran impactadas por rayos de luz aparentemente provenientes del sol, mientras que otras están tapiadas con trozos de madera de una forma un tanto rudimentaria.
- "Es como si alguien hubiera tratado de taparlas para defenderse de algo o alguien"- aunque no sepa el motivo, Samuel es consciente de que sea lo que sea que haya tras la luz desprendida del exterior no es amigable.
Al pasar cerca de una de las ventas, se percata de que hay una figura humanoide al otro lado. Esta se le queda mirando, aunque Samuel no es capaz de discernirlo con claridad, ya que es una sombra a la que no le puede ver los ojos; es una silueta muy bien definida.
Tras unos momentos de incertidumbre, la figura se aproxima un poco hacia el borde del marco, señalando al joven y seguidamente a la luz. Repite el gesto un par de veces más y aguarda a la acción del chico.
- "¿Quieres que me meta ahí?"- avanza un paso, dudando de sus intenciones - "¿Cómo sé que no eres como el resto y no me harás daño?"- le pregunta, sin obtener respuesta alguna.
La sombra solo repite una vez más el mismo gesto, pero inclinándose aún más hacia el borde del cristal. Samuel vacila unos segundos ante esta postura, al tiempo que la figura se aproxima cada vez más. Finalmente, para en seco, alargando lentamente uno de sus brazos, atravesando la ventana.
- "¡Atrás!"- le espeta Samuel, temiéndose lo peor - "No me toques".
La figura hace caso omiso y en un movimiento rápido agarra al joven por el cuello de la sudadera, intentando arrastrarlo a su lado. Samuel lucha por zafarse del agarre, tratando de no caer presa del pánico. Es en ese momento en el que la sombra le suelta de sopetón, cayendo al suelo.
- "¿Tú también tienes miedo de un humano luchando por su vida?".
Tras estas palabras, Samuel escucha un sonido que le hace replantearse el motivo por el cuál había sido liberado. Un gruñido que le es familiar provoca que se gire de inmediato, a la par que la figura se desvanece en la deslumbrante luz.
- "¡No me...!"- no es capaz de acabar la frase, ya que un sabueso se encuentra a tan solo dos metros de él.
La criatura se le queda mirando penetrantemente, mostrando su dentadura a través de la maraña de pelo que le cubre el rostro. Conforme avanza lentamente hacia Samuel, esta saca de forma paulatina sus garras, dispuesta a atacarle en cualquier momento. Al quedarse a tan solo un metro, se detiene, adoptando una posición de defensa.
- "¡Déjame!- le grita mientras busca detenidamente una salida.
El joven retrocede, chocándose con el marco de la "ventana", encontrándose atrapado y sin salida aparente. Su cabeza comienza a maquinar una manera de salir de aquella situación sano y salvo. Mira a ambos lados de la estancia, no logrando ver escapatoria alguna. Sus ojos recaen una vez más en aquel amenazante ser, haciendo que la desesperación que una vez llegó a sentir por zafarse de aquellos dos diablos a cuatro patas regrese con más fuerza que nunca.
La situación de pánico no dura demasiado, puesto que en el preciso instante en el que el sabueso se encorva para abalanzarse sobre Samuel, este atisba una puerta entreabierta a su derecha, no pudiendo dejar de mirarla tras contemplar su única salida. La entidad se lanza a su rostro, listo para desfigurarlo. El chico logra esquivar el ataque agachándose en el último segundo, escuchando el alarido del sabueso, que tras adentrarse por accidente en la ventana desaparece en el manto de luz deslumbrante.
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The Backrooms: la otra realidad
Mystery / ThrillerA veces las peores pesadillas son las que uno experimenta en vida y es que...*La realidad supera la ficción*. Esto es justo lo que le sucede a Samuel, joven que sin saber cómo, acaba en un suelo húmedo, el cuál será el inicio de un tormento. Este ev...