Nivel 2: Sueños de Tuberías

22 1 10
                                    

Samuel respira hondo y abre rápidamente sus párpados. Una vez más, siente que su cuerpo va a desvanecerse en cualquier momento. Aunque ciertamente, nota como si se estuviera acostumbrando a sorprenderse, ya que no está tan asustado como con la primera de aquellas "cosas".

- "Tiene que ser una broma"- murmura en voz casi imperceptible.

A tan solo un par de metros del joven, una figura de unos 3 metros de alto se encuentra imponente frente a él. Su cuerpo tiene una tez grisácea y de manera muy similar a la anterior entidad, esta no posee ni cejas ni orejas, aunque sí presenta el resto de rasgos humanos de cualquier cara corriente. La mirada amenazante contrasta con su aspecto corporal, ya que es sumamente delgado y aparentemente carente de musculatura, llegando a dar la sensación de que se fuera a desmoronar en cualquier momento; como si de una torre de juguetes de niños se tratase.

- "¡Ni de broma!"- Grita de impotencia- "¡Ya estoy harto de vosotros!".

Cierra con aún más determinación los puños y se abalanza hacia la criatura. Sus ansias de acabar con el sufrimiento le pueden y cree que no tiene nada que perder. Ante este acto inesperado, el ser retrocede casi de manera inmediata, acabando en la misma posición pero unos metros más lejos de donde Samuel lo había encontrado.

- "Así que tenéis miedo cuando os plantan cara, ¿eh?"- acaba de entender lo que acaba de suceder, aprovechando la oportunidad que se le acaba de presentar.

Al ver que la entidad sigue a una distancia prudente, el chico se gira sobre sus talones, coge impulso y echa un esprint hacia la salida, mientras que, detrás de él, el ser alarga uno de sus brazos y atraviesa la pared a su derecha, acabando este a pocos centímetros del cuello de Samuel.

- "¿Cómo?"- está sorprendido- "¿Puede atravesar paredes?".

Sin dudarlo dos veces, tras librarse por muy poco del agarrón de la criatura, se tira contra la puerta, abriéndola de golpe. Acto seguido y sin mirar a atrás, la cierra de un portazo.

- "Qué calor hace de repente"- al cerrarse la puerta de entrada, Samuel nota como la temperatura ha subido considerablemente.

Al echar un vistazo a su alrededor, los amplios pasillos y galerías llenas de charcos y cableado por todo el suelo y paredes ha cambiado a ser un angosto pasillo único con tuberías de acero, como las que ha visto anteriormente. En esta ocasión, estas llevan algún material hirviendo, ya que el vapor ardiente que emana de estas y el aumento de temperatura del lugar denotan que no se encuentra en el mismo sitio y que lo que discurre por las cañerías no es agua.

- "Solo hay un camino a seguir, así que allá vamos"- suspira, tratando de avistar el final de aquellas cañerías.

Comienza a avanzar con paso firme, quitándose cada cierto tiempo el sudor de la frente. Parece que conforme avanza en distancia, el ambiente se pone cada vez más caldeado. Además, empieza a escucharse un ruido similar al de una máquina de vapor funcionando a pleno rendimiento.

Al llegar al final del corredor, una fuerte sensación de quemazón recorre el brazo de Samuel, quien brinca hasta la pared contraria, ya que una gran nube de humo caliente a presión le acaba de abrasar.

- "¡AH!, la leche que..."- siente el miembro dolorido, por lo que procede a remangarse hasta la altura del codo, quedando al descubierto una leve quemadura.

Ignora el pequeño dolor que le invade el brazo y vuelve a cubrirla con la manga de la sudadera. Seguidamente, vuelve a enfocarse en avanzar y retoma el paso que había perdido. No sabe la temperatura que hace en este recoveco, pero lo que tiene claro es que si se queda el tiempo suficiente en esa zona, quizás no viva para contarlo. Se siente cada vez más débil.

The Backrooms: la otra realidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora