Capítulo 4.

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En la mañana había pedido mi día libre, mi hermana iba a hacer un nuevo caso con Junho.

Yacía en mi habitación empacando mis objetos, mi padre yacía en la planta baja cocinando para su "única hija".

Cúando las cajas y las maletas ya estuvieron listas fui a la planta baja, fuera de casa me esperaba un camión de mudanza.

Le hice señas a los señores ayudantes para que ya llevarán mis objetos, ellos fueron rápidamente al gran camión.

Mi padre solo cocinaba.

—Dile a Yonny que le dejaré todo, la televisión y sus audífonos. Eso es la que la entretiene—Dije seriamente.

El asintió sin darme el rostro.
Escuché el claxón del camión dándome entender que ya me tenía que ir.

—Bien papá, es hora de irme—Dije yendo a la puerta principal, pero su voz es lo que me detiene.

—Hija—Dijo entre susurros.

Yo lo voltee a ver, el miraba cabizbajo.

—Tranquilo, prometo que no sabrás nada de mi como lo quisiste—Dije.

—No hagas daño a tu hermana, ella te quiere—Dijo.

—No le haría daño a mi hermana, ella no tiene la culpa lo mal padre que eres—Dije mirándolo fulminante.

—Bien, puedes retirarte—Dijo.

Yo asentí saliendo de la casa.

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Fui a la planta baja, allí encontré a mi hermana.

—¡Yonny!—Dije acostandome al lado de ella.

Young-Woo se tapó los oídos, me miró analizandome; luego siguió con su juego.

Era de un tren.

—¿Puedo jugar? Papá no me compra nada, jugaré contigo—Dije sonriendo felizmente.

Ella me ignoraba completamente, agarré al tren colocándolo bien. Ella me miró con irritación al hacer eso, agarro los rieles de juguete y me golpeó fuertemente la cabeza, una y otra vez.

Yo di un grito levantándome, ella hizo lo mismo dañandome, yo me tape la cabeza gritando.

Le di un empujón haciéndola caer al suelo, sentía mi cabeza doler mucho.

Papá me agarró fuertemente del cabello al ver que la empujé.

—¿Que le hiciste?—Dijo lanzandome al suelo.

Yo solté un quejido, vi como fue a ella limpiando sus lágrimas, diciéndole que todo iba a pasar.

No me decía nada a mi, si estaba bien.

—Papá, me duele—Dije sollozando.

El me miró fulminante.

Agarro fuertemente mi brazo así haciéndome levantar a la fuerza, vi como el me guiaba bruscamente a la puerta principal.

Yo negaba ante el pensamiento, iba a lanzarme afuera como si fuera un zapato viejo.

Me lanzó afuera haciéndome caer se rodillas, viendo el cielo con nubes negras, haciendo mucho frío y lloviendo.

Abracé mis piernas sollozando.

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Sonreí al ver ese gran y bonito departamento, me sentiría cómoda al instalarme.

Comencé a ordenar todos mis objetos, sonreí al acomodarlos.

Al ya pasar muchas horas paré, aún habían más objetos pero paré por el cansancio.

Me senté en el sillón, me alarmé cuando sentí mi celular vibrar. Allí supe que era una llamada entrante.

Bufé contestando, era el abogado Lee.

—Buenas noches, Na-Bi. Me preguntaba si le gustaría cenar conmigo—Dijo en un susurro audible.

Abrí mi boca levemente, ¿Que pasa si le acepto la cena? Pero, no ocurriría nada malo.. ¿O si?

—Si, Junho. Pero primero debo de hacer algunas cosas, dime donde y te veo alli—Dije hablando despacio.

—Si, ahora te envío la ubicación—Dijo para colgar.

Sonreí de felicidad, comencé a saltar x ela alegría. ¿Sentia eso que yo siento? Lo más probable es que no, pero quiero convencerme que si.

Me puse un camisa con mangas largar; un suéter; un pantalón oscuro y un abrigo que me llegaba más abajo de las rodillas.

Vi la hora y allí supe que mi hermana estaba por salir, solo esperaba que Junho haya salido más temprano que ella.

Al estar fuera del trabajo vi a mi hermana salir, me acerque a ella sonriendo.

—Buenas noches hermana, vamos a casa—Dije dándole el paraguas, el clima estaba malo; pero aún así no lo cancelaría.

La deje en casa, pude ver que papá tenía sus ojos llorosos.
Pues el había abierto la puerta de entrada, mi hermana no le dio importancia a lo que sucedia.

—Buenas noches, papá—Dije haciendo una reverencia.

El asintió mirándome serio, sus ojos estaban rojos y llorosos, pero seguía siendo el mismo mal padre de siempre.

Salí de la casa para ir al restaurante que Junho me había dicho, caminaba alegre pensando en lo que podría suceder.

Al ya llegar y adentrarme al lugar apartado por el, pude verlo allí jugando con sus dedos; completamente nervioso.

Yo sonreí viéndolo, tan tierno; tan lindo..

Me acerque así llamando su atención, el sonrió al verme.
Sé levantó a mover el siento para que yo pudiera sentarme, sonreí agradecida ante tal buen gesto.

No había salido con algún chico, o cenas. Nunca había tenido esa oportunidad, papá siempre decía que me quedaría sola.

Papá decía que no era suficiente para nadie, decía que los hombres no se casaban con alguien como yo.

Y le creí, tenía miedo que cada chico que conocía no me querría.

—Lamento la tardanza, acompañé a mi hermana a casa—Dije jugando con mis dedos.

El asintió sonriendo.

—Tranquila, también llegué hace unos minutos—Dijo.

Yo asentí, no sabía que tema tocar. No sabía que decir, no sabo que hacer.

—Uhm, ¿Como le fue el día?—Dijo mirándome.

—Bien, muy bien—Dije, claramente era una vil mentira—¿A ti como te fue el día?—Dije amable.

—De hecho no fue lo que quise, tenemos días buenos y malos; pero ahora que estas aquí mi día es bueno—Dijo, sentí mi rostro enrojecer ante lo dicho.

¿Alegro su día?

—Gracias, también pienso lo mismo. Digo, ahora contigo mi día es bueno—Dije, sentía mis piernas temblar levemente por el nerviosismo.

—Quiero que todo esté bien entre nosotros, no quiero alejarme de usted, señorita Woo—Dijo mirándome con tristeza.

—Yo tampoco me quiero alejar de usted, y lo perdono por lo que dijo de mi—Dije.

Negue al volver a recordás lo sucedido.

—Empecemos desde cero—Dijo acariciando mi mano.

Yo asentí.

—Bien, empecemos desde cero..

...

Abogada extraordinaria   |Junho|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora