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Pov.narrador/ra

Luego de aquel sorpresivo beso, ambos ami-enemigos no volvieron a hablarse siquiera, ya no discutían, ya no peleaban.

Eran como dos extraños.

Y esto había comenzado a preocupar a cierto castaño oscuro, sus amigos estaban demasiado tranquilos para su gusto, ellos no eran así, ellos se la vivían discutiendo, ellos al menos se trataban antes pero ahora era totalmente frustrante para él pues cada que necesitaba un favor por parte del de cuernos para que le llevara algo al sin ojos este se negaba rápidamente, y lo mismo pasaba con Tom, ninguno parecía querer siquiera encontrarse cara a cara con el contrario.

Más de una vez intento preguntarles que les pasaba, si habían discutido o algo pero estos simplemente negaban aquellos, el uno se sonrojaba y avergonzaba cada que le preguntaba, mientras que el otro parecía pensativo, como si no encontrara las palabras que quería para luego soltar un "no es nada" y luego un largo silencio.

—esto es estresante.— se quejó el amante de la cola recostandose en el sofá, a su lado Matt le sonreía coqueto a su reflejo —se están evitando el uno al otro, ya no podemos salir los cuartos juntos por su culpa.

El pobre solo quería poder salir los cuatro nuevamente, tal y como siempre lo habían hecho, viviendo aventuras surrealistas en aquel maravilloso mundo donde los zombies atacaban una vez cada temporada y los pingüinos secuestraban gente, sin dudas algo mágico y divertido.

—ey Edd, necesito hablar contigo.

Volteo su mirada encontrándose al sin ojos el cual había recién entrado por la puesta, el chico apestaba a alcohol, al parecer había llegado de algún bar o algo.

—oh, claro Tom ¿qué necesitas?.

—Edd... creo que me enfermé.

—¿eh?.

El amante de la cola escuchó atentamente lo que su buen amigo le decía, cada palabra, cada detalle contado, todo, literalmente todo estaba haciendo que la mente de Edd explotara, por fin sabía la razón del comportamiento de ambos chicos, finalmente lo comprendía, con una sonrisa se levantó del sofá y miro entusiasmado al testigo se jehová.

—¿estas seguro de que eso es lo que sientes?.

—creo que si... ¿estoy enfermo?.

Edd se río ante lo dicho, negó con la cabeza y posó ambas manos en los hombros del chico.

—no tonto, lo que pasa es que estás enamorado piyin.— se burlo sin vergüenza alguna —te gusta Tord.

—...

Tom le miro con sorpresa y a la vez pánico, no, no podía, el no podía estar enamorado del estupido commie... ¿verdad?.

Aunque.

Pensándolo detalladamente.

No podía sacarse al noruego de su mente, a él y a aquel beso que le había dado.

No paraba de preguntarse que estaría haciendo o con quien estaría compartiendo su tiempo cuando no estaba cerca.

Y lo pero, odiaba el no poder escuchar su voz, ya sea burlándose de él o insultando le como esta tan acostumbrado.

Oh... quizás si estaba enamorado del commie.

Sus mejillas tomaron un suave tono rojizo,  una pequeña risa se escuchó lo cual le hizo volter la mirada hacia el peli naranja quien le miraba con algo de gracia.

—Tim está enamorado, Tim está enamorado, Tim está enamorado y se quiere casar con Tod~.— canturreaba el narcisista con diversión.

Tom solo gruño en respuesta, para luego cruzarse de brazos haciéndose el ofendido.

¡Diez días para enamorarte! (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora