¡Diez días para enamorarte! (Terminada)

#5: quinto dia; obsequió.

Pov.narrador/ra

Tom estaba deprimido, había perdido un día entero por haber acompañado a Edd y a Matt de compras, había planeado invitar al noruego a dar un paseo por el parque o algo pero cuando fue a invitarle, el chico ni siquiera le miro a los ojos y antes de que pudiera decir algo el contrario le cerró la puerta en la cara.

El noruego parecía estarle evitando y eso no hacía más que deprimirle más y más, el pobre había creído que estaba avanzando con su misión, en realidad había pensado que estaba logrando conquistar al de cuernos, pero aparentemente no era así.

—tal vez está molesto conmigo por lo sucedido con los dulces...

Pensaba el joven, pero no tenía mucho sentido pues cuando le estaba cuidando el mismo Tord le había confirmado que no estaba molesto ni enfadado con él pues no creía que fuera su culpa.

Pero...

¿Entonces qué tenía?.

¿Por qué le estaba evitando así tan de repente?.

Soltó un bufido de molestia, vaya que era complicado esto del amor, le estresaba y le confundía, aveces dolía y otras veces parecía ser tan mágico y agradable.

Todo eso era una total mierda...

—hey Tom.

Volteo la mirada hacia un sonriente Edd quien se había sentado a su lado, este le miraba con curiosidad.

—¿ocurre algo? Te veo decaído.

El sin ojos solo resoplo en afirmacion, ni tenía ánimos para hablar, solo quería encerrarse en su habitación y no salir hasta nuevo aviso.

Pero su amigo pintor no le permitiría esto y no muy satisfecho con su silencio siguió hablando para así obligarle a charlar con el, a por las buenas o por las malas.

—supongo que tu ánimo de rábano es a causa de Tord ¿no?.— sus ojos se agradaron al escuchar aquel nombre, mirlo confundido a Edd el cual tenía una sonrisa burlona en su rostro —hace dos días estuviste todo un día con él, también me enteré que lograste que comiera algo cuando se enfermó.— se acomodo mejor en el sofá, su sonrisa burlona no había desaparecido ni una sola vez de su rostro —ademas~ recuerdo que me contaste que el te gusta.

—¡yo nunca... no lo hice, tu fuiste el que dijo que el me gustaba!.— chillo con algo de rabia y vergüenza al recordar aquello —¡y si, estoy así por el estupido commie, me ha estado ignorando y evitando todo el maldito día! Joder, es muy molesto, ni siquiera se si hice algo para molestarle.

Estresado por su dilema el chico tomó algunos mechones de su rebelde cabello y empezó a jalarlos con fuerza casi llegando al punto de arrancarlos de su cabeza, su buen amigo Edd le regaló una sonrisa amable y calmada mientras le daba pequeñas palmadas en su hombro.

—ya, ya Tom, seguro no hiciste nada malo.— hablo con calma —tal vez solo tuvo un mal día y por eso no quiere ver a nadie, tu sabes como es Tord.

El sin ojos soltó un pesado suspiro, se soltó su pobre cabello y asintió leve con la cabeza dándole así la razón al de suéter verde, aveces el noruego se encerraba en su habitación por días y n salía ¡pero no evitaba a la gente! Lo sabía por experiencia, el no era así, el no te cerraba la puerta de la puerta en la cara, el primero te insultaba y luego te echaba de su habitación.

El artista al ver la expresión desanimada en el rostro del alcohólico cambio si sonrisa por una mirada pensativa, no quería ver al contrario de aquella manera, debía pensar en algo para animarlo.

—aunque... si aún tienes dudas podrías hacer algo para que te "perdone", ya sabes como escribirle una carta o regalarle algo.

El de sudadera azul miro con sorpresa al contrario, ¡eso era! ¡sí le deba un regalo tal vez el contrario dejaría de evitarlo!... pero ¿qué podría regalarle a Tord? ¿Unas revistas de Hentai? ¿Dulces? No, de estos últimos tenía que dejar de darle o sin dudas el pobre moriría de diabetes, mmm ¿quisas algún arma o balas? ¿A él le gustaban esas cosas no?.