¡Diez días para enamorarte! (Terminada)

#10: décimo día; Cena + Rechazo. final

Pov.Narrador/ra

Último día, finalmente había llegado y las cosas estaban algo tensas entre ambos...

Tom hizo de las suyas, planeo algo para esa noche, algo especial, hablo con Matt y Edd para que le ayudarán.

Matt acepto de inmediato, le gustaban las cosas románticas, en cambio Edd...

—quiero dos paquetes de cola.- soltó el de sudadera verde mirando al contrario el cual bufo con fastidio. —y veinte dólares para más cola.

—vamos Edd, solo es un favor, te consigo tres latas de cola.

Pero el artista nego con molestia.

—eso o te buscas a alguien más que te cocine, yo voy a poner los ingredientes, la mesa, silla y lo harás en mi patio.- reclamo cruzándose de brazos.

El sin ojos suspiro con pesadez, miro a Edd para luego aceptar con resignación.

—bieeeen pero espero y quede todo bien.

Bueno, esa parte ya la tenía, ahora, faltaba Tord...

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El noruego leía aburrido uno de sus tantos mangas, ya no era la gran cosa, no le llamaba la atención como antes y eso le preocupaba.

Las chicas antes atractivas y sexys se le hacían algo insípidas, cerró la historieta con frustración, el sabía lo que le pasaba, lo sabía y no le gustaba.

No quería admitirlo pero, otra cosa empezó a invadir su mente, ya no veía a las chicas igual y todo era culpa del testigo de Jehová, ese idiota, estúpido, neandertal y apuesto británico.

Nego rápidamente tratando de sacarse esos pensamientos de la cabeza, la puerta fue tocada y él se levantó a ver qué querían, ya no era un secreto saber la persona que tocaba, sonrió levemente mirando al mal de su perdida de heterosexualidad.

Tom sonreía, tenía un ramo de flores en la mano, se lo dió con gallarneria haciendo a Tord rodar los ojos.

—gracias, aunque no soy fan de las rosas blancas que Eduardo tiene en su jardín.— dijo, Tom sonrió levemente.

—mi error, es que el idiota no planta rojas.

Ambos rieron, Tom carraspeó y miro a Tord a los ojos para luego tomar valor.

—Commie, me gustaría invitarte formalmente a una cena, hoy a las siete en el jardín tracero.

—¿Ah? ¿Una cena?.— Tord sonrió, románticamente estúpido y cliché, ok, le encantaba -me estás consintiendo demaciado con la comida pero, está bien, iré.

Tom sonrió, estaba por irse pero la voz del contrario le hizo detenerse, le miro de reojo para prestar mejor atención.

—aun no estoy enamorado tuyo, así que esfuérzate.— su tono burlón hizo que El británico levantará una ceja —hoy es el último día Tommy~.

Le lanzo un beso a modo de juego para luego regresar a su habitación, Tom trago saliva.

Todo saldría bien, todo saldría bien.

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Se hicieron las siete de la noche, para sorpresa de Tom, el patio estaba perfectamente decorado, un camino de pétalos de rosa hacia la mesa la cual estaba decorada con un mantel blanco y finas vajilla, un ambiente romántico, todo perfecto.