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CAPÍTULO 3:
Casera de sangre.

ESTOY CORRIENDO EN un lugar lleno de plantas, no es un bosque porque no veo árboles, tendrá algún nombre, pero no lo sé.

Un vestido blanco me roza las rodillas y me mueve el pelo, mechones rubios flotan sobre mi cara mientras miro mis pies descalzos tocar el suelo. ¿Soy libre?

—Paris, mi niña.—Unas manos resguardan las mías, veo unos pies posicionarse delante de los míos.

Frunzo el ceño.—¿Mamá?

Cuando levanto la mirada ya no estoy donde estaba, es un lugar lleno de pantallas y personas vestidas de blanco. Un chico de pelo castaño y una chica de pelo oscuro me miran.—¿Paris?

—Eres una niña mala.—Alguien me da una cachetada.

Me da vueltas la cabeza, no veo nada, todo gira.

—Paris, Paris, Paris, Paris.—

—Mi niña.—

—Paris, Paris, Paris, ¡Paris!, ¡PARIS!—

Me despierto de golpe sintiendo mis pulmones contraerse, salgo con rapidez de la tienda y intento respirar aire, me caigo al suelo de rodillas.

Las voces que escucho en mi cabeza no son mías y aún así me llaman, no sé por qué lo hacen y no sé por qué ahora. Me suda la frente, tomo unos momentos para conseguir respirar con normalidad, y aún así no puedo.

Me siento en el suelo, y miro al frente mientras estrujo la hierba y la tierra entre mis manos, estoy aquí, estoy viva. Siento el impulso de llorar pero no lo hago, no debo llorar más, debo ser fuerte. Ser mujer aquí quiere decir que me debo esforzar más, y eso quiere decir no mostrar debilidad.
Escucho a los chicos desde la lejanía, aún me pitan los oídos. Ayer no cené, a lo mejor será eso.

Cuando creo haber recuperado la compostura, me levanto, quitándome las legañas de los ojos y masajeándome un poco la cara. Entro a dentro de la tienda un momento a peinarme y me tomo la pastilla amarilla aún con poca confianza.
Salgo de la tienda, me tiemblan las manos aún pero camino hacia donde están todos, hoy es mi primer día como Casera de Sangre así que trataré de hacerlo bien.

Newt está arreglando los cultivos de nuevo, como ayer y antes de ayer, escucho a Jack entrar en el lugar donde cocinan, veo a Gally caminar junto a Stan por el lugar en dirección al bosque. Todos saben cual es su lugar aquí, que suerte.

Me sigue dando vueltas la cabeza, y aún que mis oídos ya no piten parecen estar taponados. Me encuentro mal. "Paris, mi niña."
Me gusta pensar que mi madre sigue viva, así que siempre uso verbos en presente cuando pienso en ella. Debe de ser buena persona, y debe de ser guapa. Debe de tener mis mismos ojos y mi mismo pelo, la sutileza de mis pómulos y la misma forma de pecho. Me gusta pensar que me quiere. Y que yo la quiero a ella.

—Tienes una cara horrible.—Escucho la voz de Dave.

—No he dormido bien.—Newt nos mira mientras hace ataduras en los cultivos.—¿Sabes...—Me duele la cabeza.—¿Sabes dónde está la Casa Sangrienta?

Dave sonríe de lado.—¿Conque Casera de sangre, eh?—Estoy demasiado aturdida como para responder, por favor dime dónde está y ya, necesito sentarme.—Allí, en el fondo, está apartada.—Señala.—Justamente Jack quería hacer un poco de cerdo para cenar hoy.—Que bien.—Soy cortador y guardián de los Caseros de Sangre, por si no lo sabías.—Sí, lo sabía.—Puedo darte a uno y ya te encargas tú de lo demás.

"De lo demás", matarlo, ya. Me restriego las cejas con la mano mientras cierro los ojos, ¿por qué me duele tanto la cabeza?.

—¿Estás bien?.—Interrumpe Newt, acercándose.

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