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CAPÍTULO 5:
La suerte de los justos.

A VECES ME PREGUNTO si ahí fuera hay también más Claros y si en alguno de ellos se han acabado matando unos a otros. Por lo que me contó Alby mientras se disculpaba, aquí habían parecido tener una especie de guerra civil donde acabaron muriendo muchos Clarianos. Creía haber disturbado la paz del Claro, pero este lugar no siempre la tuvo.

Llevo ya una semana en cama, me cosieron la herida y poco a poco se está cerrando por los lados, a veces puedo levantarme y caminar un poco pero tengo que ir con cuidado para que no se me salten los puntos.
Newt ha estado viniendo todos los días, algunos se queda a dormir aquí. Minho, George, Dave y Jack también me vienen a visitar de vez en cuando, ya no disfruto tanto de estar sola con ellos, pero supongo que solo será el miedo.

Alby viene en algún momento del día para revisar que yo me encuentre bien y que todo vaya como debe ir, no sé nada de lo que ha pasado fuera, de lo que habrán hecho con Stan.
No puedo parar de pensar en que lo habrán dejado suelto por el bien de la estabilidad del Claro, que una de estas noches abrirá la puerta de la enfermería y volverá a pasar todo aquello de nuevo. Acabo de contar las pesadillas que he estado teniendo estos días, pero parecen ser tan reales que a veces me cuestiono si realmente lo son.

He intentado no perder la cabeza y no llorar tanto cuando me quedo sola, no puedo permitirme eso. Sé que lo superaré, seguramente haya superado cosas peores antes del laberinto aún que no me acuerde, cosas peores de las que Stan puede ni imaginarse. Saldré de esta cama después de que me quiten los puntos y volveré a cortar animales por la mitad.

Antes de ayer llegó un nuevo miembro al Claro, se llama Chuck. Newt y Winston lo trajeron a la enfermería para que nos presentáramos, creo que nadie le contó qué pasó para que yo acabara aquí, y creo que lo prefiero así.
Según la ley de jerarquía del Claro, mi relevancia aquí ha subido ahora que Chuck es el novato. Dije que aprovecharía la llegada del nuevo para tratarlo bien, pero creo que estando estirada aquí no puedo hacer mucha cosa.

—¡Buenos días, Paris!—Dice Newt abriendo la puerta, quiero sonreír pero no sé por qué no puedo.

Creía estar llevándolo sorprendentemente bien para lo que me ha pasado, pero creo que si me cuesta tanto sonreír es que no estoy tan bien.

—Buenos días.—Respondo, Newt se sienta en el borde de la cama.

—¿Qué tal has dormido hoy?—Me pregunta, quiere tirar mi pelo para detrás de mi oreja pero se detiene. Debe pensar que no quiero que nadie de aquí me vuelva a tocar.—¿Alguna pesadilla?

Desde que Newt pasó al menos dos noches aquí, pudo ver mi cuerpo reaccionar ante mis pesadillas así que no pude mentir más sobre ellas, al menos no con él.

—Lo de siempre.—Dejo estar.—Estoy bien.

—¿Sabes que vivir después de esto no es solo que se te cierren los puntos, volver a caminar y degollar animales, no?—Me pregunta, no sé si me lo dice enserio o si está preocupado.

—Eso es exactamente lo que es.—Le respondo, cuando Newt y yo debatimos siempre me gusta tener la razón, y él siempre me la acaba dando, pero cuando le veo negar me doy cuenta de que esta vez es diferente.

—Tendrás que aprender a vivir con ello. A soportarlo.—Me mira.—Eres una persona que suele dar miedo, ¿sabes?.—Asiento levemente, demasiado aturdida para responder.—Pero no pensaba que llegaría a sentir miedo por ti.—Frunzo el ceño, no lo entiendo.—Estoy aterrado de que no puedas soportar vivir ahora y decidas hacer algo.

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