Mike queda atrapado en una dimensión donde es novio de Will.
En busca de información sobre Vecna, Eleven transfiere a Mike al subconciente de Will. Al no hallar una forma de sacarlo Mike debe convivir hasta que puedan despertarlo. Pero después de t...
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El molesto ruído de mi despertador sonó, sí, el ruído de mi despertador. Me encontaba en mi hogar desde ayer. Sin embargo no venía solo, invité a Will a cenar y ya que estaba, quedarse a dormir.
Fue extraño saber que, en este lugar a mis padres no les importa que yo salga las veces que se me dé la gana, y siquiera existir en la casa Wheeler; quiero decir, hace días vivía preocupado por esa clara sensación de precaución al recordar las estrictas ordenes y obligaciones memorables de mi madre, o mi tedioso padre, todo eso mientras permanecía en casa de los Byers, que es como mi segundo hogar, actualmente.
Y ahora, que no voy tan seguido a lo que, se supone, es mi residencia; abra la puerta y mis padres me reciban de forma normal con un: "No pasa nada, espero te la hayas pasado bien"
Me deja mucho que pensar.
Will descansaba plácidamente en mi pecho, así como le gustaba a él. Esa bendita postura que acostumbra aplastarme de forma dulce. Cada noche que nos recostamos juntos para dormir nos "despedimos" con un corto beso, por supuesto, de parte de él; porque yo no me animé nunca más a besarlo por mi cuenta como lo hice esa otra vez. ¿Debería hacerlo? ni idea, Will no demostró molestia o protesta alguna por eso, tal vez esté cómodo y a gusto así, y no tiene problema con este irrelevante asunto. Eso creo.
Apagué el artefacto y le dediqué un largo tiempo mirando al techo, a un punto fijo sin razón alguna. Supongo que es entretenido, o quizá la presencia de Will llene ese vacío que se forma en mi interior, cada vez que me aburro en la nada.
Entonces, ahí es que decidí despertarlo, ahí en ese momento que mis tripas empezaron a rugir, tenía hambre. ─Will... ─susurré. Eran las nueve de la mañana, y ni siquiera sabía si mis padres estaban en casa, si no estaban, si trabajaban... o si Holly... Espera, ¡no supe nada de la Holly de aquí! ¿en dónde era que se había ido...? no lo recuerdo. ─...Will, Will; despierta, son las nueve. ─seguí tratando ahora en un tono de voz normal.
Pasé mi mano por debajo de aquellas sábanas blancas que nos cubrían y acaricié su espalda en un vaivén. Un gesto bastante cariñoso de mi parte, quién lo diría.
─¿Mmph? ─se oyó dentro de ese pequeño espacio en el que el menor apoyaba todo su rostro en mi pecho. Lo logré, logré despertarlo.
─ Qué bien, despertaste .- felicité en una voz átona. Will levantó débilmente su cabeza. Su cabello estaba de una forma tan adorablemente desorneado, y me miró a los ojos; ese tipo de mirada particular en la que sólo él podría atraparte .- ¿Tienes hambre? .- retiré mi mano de su espalda .─ porque yo sí .- confesé mientras intentaba despegarme de él, colocando mis manos en su cuerpo para posicionarlo en la cama y así yo bajar de ésta. El castaño seguía adormilado y exhaló .-
─Quédate un rato máas... ─suplicó en un tono apagado. ─Quedémonos en la cama un rato más. ─reformó la oración. Mis ojos apuntaban a cualquier lado del cuarto, moviéndose de aquí para allá, buscando una respuesta. Tenía hambre, sí; pero de alguna forma... sentí que no quería negarle ese pedido a Will.
