⸻ Capítulo 25

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Mis ojos se abrieron al escuchar un ruído extraño que provenía de las afueras de la habitación, la puerta estaba abierta, y Will no se encontraba al lado mío

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Mis ojos se abrieron al escuchar un ruído extraño que provenía de las afueras de la habitación, la puerta estaba abierta, y Will no se encontraba al lado mío. ¿Dónde está Will entonces? Tallé levemente mis ojos, para luego girar mi cabeza que seguía boca arriba a la mesita de luz del castaño, observando el reloj. Oh, eran las cinco de la mañana, el sol iba a salir en aproximadamente una hora. Inusualmente, al despertar así de la nada, no quedaron rastros de sueño en mí; es decir, después de esto ya no podré conciliar el sueño otra vez. Por lo que deberé quedarme despierto hasta que comience el día, vaya mierda. Odio cuando pasa eso. Solté un largo bostezo aburrido.

Yendo al punto importante, Will. Al parecer había salido de la habitación por un vaso de agua o algo por el estilo. Pero la curiosidad me mataba, así que decidí levantarme yo también. La cama con las sábanas arrugadas había sido abandonada por mi cuerpo de piernas tambaleantes, con mis ojos clavé la mirada ante esa escena, me sentía raro. La madrugada aún era un poco fría, pero aseguraba una tarde calurosa como fiel de verano.

Salí del cuarto aromatizado a lavanda, y caminé por la alcoba mientras miraba las paredes de la nostálgica casa. Casi un mes aquí, y todavía le tengo lindos sentimientos a esta vivienda, si me voy de esta dimensión... extrañaré poner un pie en esta casa porque, bueno, esto está más que obvio que no solo es la consciencia de mi mejor amigo. En mi dudoso destino me encontré con la puerta del baño entreabierta, tal vez Will esté ahí, él la mayoría de veces deja la puerta así cuando entra a no hacer más que mirarse al espejo o hazañas de ese tipo, era apacible que en vez de cerrar la puerta por completo la dejara así. Mmh, adorable.

Golpeé la fina madera tres veces seguidas, indicando que entraría.

desconfié por dos segundos. ─ Will, ¿Todo está bien? ─ lo miré confundido. Quizás no era para tanto, sin embargo él no acostumbra darse duchas a la madrugada. Observé indiscretamente a cuerpo completo la toalla blanca que lo envolvía entero. ─ Puedo ver que te bañaste. ─ acaricié su mejilla con anticipación, estaba extasiado por el vapor que permanecía en corta cantidad en el lugarcito, y por aquella piel blanquesina que resaltaba su precioso rostro, cuello y sus clavículas. El menor me miró alzando una ceja.

─ Buenos días. ─ rodó los ojos divertidamente. A lo que contesté de igual manera con gracia, pero manteniendo la intriga. ─ ¿Puedes pasarme los hisopos que están ahí? ─ apuntó al mueble oscuro que sostenía los artículos de limpieza e higiene personal. Will era un chico higiénico. Asentí y le pasé el paquete recibiendo un agradecimiento, mientras metía uno a su oído procuraba que la toalla de su cabeza no se caiga, entretanto la mantenía secando su sedosa cabellera. ─ Ah. Sí, todo está bien, ¿Por qué? ─

─ Bueno, no imaginé que te darías una ducha a estas horas. ─ jugué con mis dedos, él aseaba su otro oído. ─ ¿Qué haces despierto a las cinco de la mañana? ─ pregunté divertidamente, el castaño de mirada ojiverde embozó una linda sonrisa a labios cerrados.

ANOTHER DIMENSION WITH YOU ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora