Mi piel se eriza cuando tocó con los pies el suelo frío de la habitación, camino al baño me tomo el tiempo de estirar mi cuerpo sintiendo una deliciosa sensación de descanso después de cinco días sin poder dormir. Miro mi reflejo en el espejo y me es inevitable reírme al ver mi aspecto, cabello enredado, unas ojeras poco notables pero presentes, y una camisa negra grande cubriendo mi cuerpo.
—Sabia que estabas loca por mi pero no que tanto —brinco del susto al oírlo y mi espalda choca rudamente contra la puerta.
—Puta madre, Ryan —me tocó el pecho sintiendo mi corazón latir de nuevo.
Con una mano el se sujeta la toalla que tiene al rededor de su cintura y con la otra se cubre la boca tratando de ocultar sus fuertes carcajadas.
—¿Estas bien? —se preocupa cuando me ve sobándome la parte lastimada.
—No me jodas.
Lo hago a un lado cuando intenta tomarme y me adentro a la ducha sin cerrar la puerta transparente quitándome la camisa en el proceso dejando a la vista mi desnudes. Se recarga sobre el lava manos cruzado de brazos con la mirada fija en mi cuerpo.
—¿Podrías irte? —enjuagó mi cabello quitándome el shampoo—, me haces sentir incómoda.
Deslizó mis manos por mi cuerpo de manera sensual cerrando los ojos a propósito soltando un jadeó cuando llegó a ese punto en especial.
—Mierda, amorr..
Trato de ignorar el echo de que me llamo "amor" por qué no lo quiero hacer sentir incómodo.
—¿Estas bien? —le pregunto con burla, envolviendome en una toalla.
—No..—traga saliva pasando su mano por su entrepierna—, bueno, si.
El ruido de mi risa lo saca del transe en el que estaba cuando paso por su lado, rozando mi hombro con el suyo.
—Date prisa, que me muero de hambre —brinco cuando su mano se estrella con mi trasero en una nalgada.
—Eres una chica mala.
—Pero solo tú chica mala —después de unos segundos ambos nos reímos por lo cursi que suena eso.
Entre bromas, besos y unos cuantos toqueteos calientes nos alistamos para irnos a desayunar. El viéndose jodidamente sexi y yo pareciendo vagabundo con su ropa.
—Me prende muchísimo que tengas puesto mi ropa —me abraza de la cintura y esconde su rostro en el hueco de mis cuello, besándome ahí.
—Dios, no sé si lo dices de verdad o no.
—¿Que? Te lo digo enserio, incluso mi boxer te queda genial —se ríe.
—Ni me lo recuerdes, deberías comprarte unos más chicos —le sugiero recordando los ajustes que le tuve que hacer.
Salgo de la casa con el detrás mío, toma su tiempo para cerrar la puerta y juntos caminamos a su auto.
—O tal vez tú deberías traer contigo cada que vengas un cambio de ropa —cierra la puerta de su lado.
—No quiero que sientas que estoy invadiendo tu casa, aún estamos empezando este "nosotros" y no quiero arruinarlo —agarro su mano dejando un beso sobre sus nudillos.
—Escucha, Kay-Kay, quiero que cada vez que te quedes conmigo estés cómoda —se acerca rápido, dejando un beso fugas sobre mis labios.
—Bueno, si tú lo dices —me encojó de hombros.
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El último suspiró.
Ficção AdolescenteKaylee Wilson es una chica a la que le gusta divertirse a la grande, en su vida siempre habrá. Sexo, drogas y alcohol. Para ella el amor no existe, pues nunca se a enamorado y jamás lo hará, según ella. Pero ¿Qué pasara cuando el pasado vuelva a su...