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NARRA RORY
Sentados, simplemente sentados sin hacer nada, no hay ninguna solución para poder escapar de aquí, es ridículo.
— Sabes, ese día...miércoles en la tarde— comenzó Billy, volteé a verlo prestando atención— Iba a comprarte un regalo, fue divertido porque yo sólo llevaba conmigo veinte dólares, al primer local que entré fue a una joyería y vi...vi un collar que llevaba un sol, y me hizo acordar a ti, y pude comprarlo...pude hacerlo.
— ¿Por eso estás aquí? — pregunté.
— No creas que fue tu culpa, yo sólo quise comprarte algo. Pero bueno, un loco apareció en mi camino y me llevó — dijo Billy riéndose.
Lo miré confundida, ¿acaso está riéndose?.
— ¿Estás riéndote por eso? — pregunté.
— Sí, es gracioso — continuó riéndose.
— Eres un idiota, Showalter — dije.
Su risa fue más fuerte. — Extrañaba escuchar eso, "Eres un idiota, Showalter " — imitó mi voz.
— Mi voz no es así, tarado — dije dándole un leve empujón.
Un ruido se escuchó, no eran las escaleras, tampoco el seguro, eran nuestros estómagos.
— Mierda, voy a morir de hambre — dije.
— Y yo...— dijo Billy.
Ahora sí, horrible ruido, horrible puerta, horrible lugar, el venía otra vez.
— Les traje el desayuno — dijo con una bandeja en sus manos.
— ¿Qué le pusiste? — pregunté.
— Sal y pimienta — colocó la bandeja en el piso — Lo coman o no, ya están aquí ¿por qué los drogaría?.
— Porque eres un psicópata — dije.
El sólo se río ante mis palabras pero no dijo nada, simplemente se fue.
Billy y yo nos sentamos en el piso, miramos la bandeja dudosamente. El raptor podía tener razón, lo comamos o no ya estamos aquí, ¿por qué nos drogaría? para hacernos daño.
— Rory, tengo mucha hambre — dijo Billy.
— Lo sé Bill, yo igual — dije.
Billy acercó su mano al plato para agarrar un poco de huevo revuelto, lo llevó a su boca lentamente. Sólo veía como el comía despacio aquello, esperó unos segundos y nada pasó.