Mi nombre es Sano Manjiro, tenía una vida normal, fui muy feliz. Hasta que todo se convirtió en un infierno cuando les confesé a mis padres que era homosexual.
Y tenía solo 14 años.
Su respuesta; una golpiza que me propició mi padre, dejándome en cama por 5 días, para luego trasladarme a un colegio católico, porque para ellos un hijo así, un hijo desviado debía ser corregido por la mano de Dios.
Yo nunca me quejé, nunca juzgué su maltrato, ni sus decisiones, simplemente las acepté, pensaba que era lo correcto, pensaba que después de todo eran mis padres.
A los 16 años mi padre me obsequió una la segunda golpiza, cuando les confesé que quería ser pintor, que quería ir algún día a la universidad a estudiar artes.
━ Eres totalmente un fracaso Manjiro, nunca podrás hacerte cargo de mi empresa, nos llevaras a la ruina.
Cuando descubrieron mi relación con Haruchiyo no pasó mucho tiempo para que la tercera golpiza viniera y me dejara en el hospital.
A Haruchiyo lo expulsaron del colegio inmediatamente; yo seguí ahí totalmente solo, porque mi padre ofreció una alta donación económica al colegio, esa era su forma de hacer lo que él quisiera, un lujo que los padres de Haruchiyo simplemente no se podían dar.
Nunca más lo vi, nunca más supe de él y así terminó mi primer amor.
Decidí que llevaría todo en paz hasta salir del colegio, en mi mente solo estaba la esperanza de terminar e irme lejos a la universidad, con o sin el apoyo de mi padre.
Pero nunca me habría imaginado que la misma noche de mi graduación, luego de que mi madre dijera que yo estaba en mi derecho de elegir la universidad que yo quisiera, mi padre le diera una golpiza tan grande que terminaría con su vida.
Esa noche descubrí que ambos éramos víctimas de él, y que un día debía irme lejos, lo antes posible.
Pero ese día nunca llegó.
La mañana siguiente después de quedarme dormido llorando la muerte de mi madre, desperté con dos enfermeros mirándome.
━ Tienes que venir con nosotros.
Dijo uno de ellos, mientras mi padre miraba desde el marco de la puerta de mi habitación, con una leve sonrisa burlesca en su maldito rostro.
━ Es por tu bien Manjiro.
De pronto habló.
━Solo serán unos exámenes, no queremos que pase lo mismo que con tu madre, fue algo traumático para ambos, especialmente para ti que ella se suicidara.
Dios, era increíble.
Intenté forcejear, pero ambos enfermeros eran mucho más fuertes y grandes que yo, me amarraron, me sedaron y me llevaron a lo que sería mi primera visita a un hospital psiquiátrico.
Y así fue durante los siguientes dos años, una rutina nefasta. Estaba unos meses internado, notaban que mejoraba, me daban el alta médica, volvía a casa de mi padre, pasaba un periodo de falsa paz. Luego él solo esperaba que yo me viera con algún chico o insinuara que me iría lejos de él para que otra vez termine de visitando el psiquiátrico.
¿Lo odiaba? ¡por dios que lo odiaba!
Pero quiero ser realista, no me juzguen por favor, yo estaba más que arruinado, económica, emocional y físicamente. Mi condición de paciente psiquiátrico constante no me permitía ni siquiera aspirar a un empleo básico.
Y la verdad, aunque nunca había intentado quitarme la vida, ni siquiera lo había considerado como una opción, nunca me auto flagelé, siempre tenía esa pequeña y lejana esperanza de que las cosas cambien. Yo era una persona feliz o por lo menos lo intentaba.
En el psiquiátrico me ubicaban en el área infanto-adolescente, me ocupaba de pintar o dibujar las paredes, incluso había talleres musicales.
No era todo terrible, cualquier cosa era mejor que vivir con mi padre.
Pero hay ciertas batallas en la vida que sólo tienen dos resultados posibles: o nos destruyen o nos hace más fuertes.
Y mi padre fue una de esas batallas.
Nunca tuve miedo de él, pero tenía miedo de su poder y su poder se llamaba dinero. Porque ¡vamos, lo vi matar a mi madre a golpes con un martillo!, él trituró su cabeza literalmente, y cuando ya no respiraba simplemente la pateó en el suelo, porque quería y ¡porque el hijo de puta podía!
Todo eso frente a mis ojos y con el poder que tenía, logró convencer a todos de que fue un suicidio.
Si, ya saben, el dinero era asquerosamente convincente.
Y no, no había posibilidades de que yo confesara, no tenía absolutamente ninguna posibilidad de que me creyeran, aunque yo asegurara que fue él, que él era un asesino, porque la forma en que la mató era tan desproporcionada, tan absurda, que me diagnosticaron de estar delirando.
Aún recuerdo, le pedí perdón a mi madre el día de su entierro mirando al techo de mi habitación del psiquiátrico, donde me tuvieron amarrado durante 20 días y callé, claro que lo hice, porque si mi padre había convencido a los médicos de internarme porque estaba enfermo, acusarlo de asesinato iba a ser solo un "delirio" más de mi locura. Finalmente, cuando cumplí 20 años, mi padre murió de un ataque cardíaco.
Era un peso menos en mi vida que ese hombre esté dos metros bajo tierra, pero no era gratificante para mi ser el heredero de todo. Porque esos dos años en el hospital psiquiátrico dejaron consecuencias en mí, si antes no las tenía, hoy sufro de crisis de pánico, depresión y ataques de angustia.
No podía tomar la vida de mi padre, no podía tomar el puesto de mi padre, no podía hacerme cargo de una empresa. Todos los que trabajaban con él eran unos hijos de puta.
Y mi padre fue un monstruo.
Yo no quiero.
No puedo.

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𝗌𝗎𝗂𝖼𝗂𝖽𝖺𝗌 ; 𝘁𝗮𝗸𝗲𝗺𝗮𝗶
Fanfiction❝Hay ciertas batallas en la vida que sólo tienen dos resultados posibles: o nos destruyen o nos hace más fuertes. Pero para Manjiro Sano todo estaba perdido, no habían batallas, ni esperanzas, ni sueños, mucho menos un futuro. Un intento de suicidi...