vestigios

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Si Mikey tuviera que describir como se siente mientras el sedante hace efecto lentamente a través de su sistema nervioso, mientras sus párpados caen debido al sueño que lo estaba comenzando a consumir;él diría que se siente como las ruinas de una ciudad azotada por un huracán, donde todo esta en silencio pero destruido, todo en el piso hecho pedazos, cada escena teñida de gris y diciendo a gritos que es la consecuencia de algo que paso allí y simplemente destruyó todo. 

Quedaban solo vestigios de su alma. 

Y era irónico, porque durante los últimos segundos en que Mikey se mantuvo despierto, luchando en vano por seguir consiente, su mente y su corazón seguían llamándolo a él. 

Pudo desear una sola cosa. 

Solo un rostro venia a su mente, y a pesar de que eso le hiciera doler el alma, con punzadas en su pecho, era como si la pena doliera físicamente más que cualquier golpe o herida.

Pero es que para Mikey, ese pelinegro que extrañaba era lo más parecido a sentirse protegido y querido, y aunque supiera que ya estaba lejos, sin siquiera saber donde y como estaba, seguía llamándolo con sus ultimas fuerzas antes de caer derrotado y que todo se volviera negro. Su último pensamiento fue el rostro de su Takemichi. 

Su estomago estaba cediendo a la forma en que el vomito se hacía presente, es que nadie soporta tantos días de llanto y mal.

(...)



Su estomago estaba cediendo a la forma en que el vomito se hacía presente, es que nadie soporta tantos días de llanto y mala alimentación sin que su cuerpo sufra las consecuencias.

Decide por fin ir en busca de su teléfono y prenderlo después de tenerlo apagado por tantas horas. 

Con preocupación observa todas las notificaciones de su hermana, decide entrar a los mensajes directamente para luego devolverle los llamados.  

Airimi:

Takemichi, se que quisieras saber sobre Manjiro y justamente estaba llamando para hacerte saber que ha sido trasladado. 

No pude hacer nada para evitarlo.

Lo siento hermanito. 

¿Puedes por favor dar señales de vida?.

Estoy preocupada Takemichi. 

Estoy intentando averiguar a donde se han llevado a Manjiro.

¿Sabes? No tengo un buen presentimiento y él hecho de que desaparezcas no ayuda en nada.

Takemichi... necesito hablar contigo.

Es grave. 

Jungkook palideció y con las manos temblorosas marco en su celular lallamada a Somin. 

Los segundos eran eternos escuchando el tono de espera. 

─ Vamos, hermana contesta. 

Luego del décimo intento de llamar desistió, se sentía mareado, la preocupación calaba sus entrañas. Tenia su mirada fija en su celular, esperando que Airimi conteste. 

Las cosas no podían empeorar. 

¿O si? 

(...)

Hinata caminaba a paso rápido por el gran pasillo del hospital luego de verificar que el traslado de Manjiro se haya echo efectivo y de haber realizado un par de llamadas.

─ Necesito saber AHORA porque Sano no está en su habitación y porque mi tarjeta no me permite ingresar a la oficina de fichas. 

Dice Airimi anteponiéndose a Hinata, quien la mira y sonríe.

─ No debería ser yo quien te informe esto, el director del hospital viene en camino, el te dará todas las respuestas. 

Y Hinata pretende avanzar pero Airimi no se lo permite.

─ ¿Permiso? Necesito ir a trabajar. 

Mira fijo a Airimi y la empuja pasando bruscamente y siguiendo su camino por el pasillo. 

─ Mi pregunta es... ¡¿dónde está Sano?! 

Hinata para de caminar, ríe fuerte, se gira para mirar a Airimi y luego habla firme.

─ ¿Tu crees que yo te voy a decir eso para que corras a contarle al enfermo de tu hermanito?

─ Sano Manjiro era mí paciente... tengo derecho.

─ Claramente ya no los tienes querida Airimi. 

Y Hinata se aleja caminando lentamente. 

─ No puede ser. 

Susurra Airimi mientras lleva sus manos a su rostro que ya humedecía por las lagrimas 

─Se fuerte Manjiro porfavor.

(...)

Cuando el rubio despertó vio con tristeza que la habitación en la que se encontraba no era ninguna del antiguo hospital psiquiátrico, era todo más moderno, más blanco, mas... frío incluso. 

Intento pararse de la cama como pudo, quería salir de ese lugar, no permitiría que hagan de él esto, pero al querer abrir la puerta, esta estaba completamente cerrada y bloqueada, entonces se abre una rendija, era un pequeño vidrio cuadrado desde donde un enfermero lo observa.

─Vuelva a la cama. 

Le dice con un tono autoritario y vuelve a cerrar aquella rendija.

─ ¡No! Me quiero ir, ¡quiero volver al antiguo hospital! ¡Déjeme salir!.

Comenzando a patear la puerta, luego de unos segundos todo lo que pudo ver es a dos hombres grandes de blanco, inyectándole bruscamente y luego todo negro.

Cuando abrió sus ojos nuevamente, solo eran escenas cortadas de el techo de un pasillo, las luces fuertes hacían que cierre nuevamente los ojos y al abrirlos de nuevo, veía un techo diferente, sentía el ruido de las ruedas de la camilla que lo transportaba quien sabe a donde.

Cerró los ojos nuevamente. Había una puerta de metal, era la más antigua del edificio, y después solo continuaba un largo pasillo, oscuro, tétrico... si tétrico, pero notanto como lo que estaba al final... la habitación blanca... y era un blanco que producía terror, no podías olvidarte ni por un segundo de donde estabas, de donde pertenecías y me encandilaba su claridad, como cuando vas manejando por una oscura carretera y el auto de lapista contraria trae las luces altas y parpadeas y crees que no lograrás ver nada después y bueno... quizás era una consecuencia de mi nula exposición a la luz durante los últimos días. 

Había en el centro de la habitación una cama cubierta de sábanas blancas y se podían apreciar caer en cada extremo las amarras y en la cabecera cables con electrodos esperándome. 

Un enfermero me colocó una especie de tubo en la boca y yo me quejé porque sentí abrirse heridas en mis labios resecos al ser estirados porfuerza. Mi deshidratación era evidente.

━ Para que no se te enrolle la lengua. 

Dijo despreocupado aquel hombre y después colocó algo que parecía ser una especie de gel en toda mi frente y cabeza. 

Yo solo miraba el techo, tenía miedo, porque sabía que por más doloroso que sea, no moriría.

La terapia de electrochoque parecía ser una práctica anticuada, pero para ellos no, y era inútil discutir su efectividad. Porque a ellos no les importaba si era efectiva.

De pronto escuché al doctor dar la orden de que procedan y todo se oscureció, mis ojos solo veían negro.

𝗌𝗎𝗂𝖼𝗂𝖽𝖺𝗌 ; 𝘁𝗮𝗸𝗲𝗺𝗮𝗶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora