tormenta

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Mikey ingresó al hospital con un gran peso presionando su pecho, era el dolor... el dolor que sostenía su propia alma, había llegado de enterrar al mejor amigo que pudo tener en su vida llena de soledad, pero contuvo sus lágrimas porque ya era suficiente para Baji Keisuke haber perdido a Chifuyu, no podía ver a Mikey mal.

El rubio se había propuesto apoyar y contener a Baji durante este doloroso proceso, porque le servia a él mismo para sentir que estaba haciendo algo que a Chifuyu le hubiera gustado y porque a pesar de todo la soledad no lo carcomía como el pensaba, porque tenia a Takemichi a su lado, tenia sus besos, sus abrazos, su... ¿amor?.

Lo tenía a él y eso le daba las fuerzas para afrontar todo.

Ingresó al hospital y caminó en dirección a la sala de descanso en busca del enfermero, pero no lo encontró, luego fue hacia el jardín, donde tampoco lo encontró ahí, miró el reloj que se encontraba en una de las paredes junto a la ventana del gran pasillo del hospital, ni siquiera era hora de que Takemichi haya terminado su turno, así que finalmente caminó hacia la oficina de enfermería, desde donde ve salir al mismo par de ancianos médicos que llegaron y se quedaron con Takemichi antes de que él saliera al funeral de Chifuyu, estaban junto a una sonriente, extrañamente feliz y amable Hinata, que al parecer los despedía, agradeciéndoles "por controlar y dar fin a la situación!"

¿Situación ? ¿que situación?

¿Dónde estás Takemichi?

De pronto la mirada perdida de Mikey se cruza con los ojos irritados de Airimi.

— ¿Enfermera Hanagaki?

—Sano-san...

—Disculpe que la moleste, estaba buscando al enfermero Hanagaki... ¿sabe donde lo puedo encontrar?

Airimi evitaba el contacto visual con el rubio... ¿como le explicaría? ¿como se lo tomaría Mikey? ¿se sentiría culpable?

— Él...

—Renunció... Takemichi se ha ido porque se ha cansado de este loquero, yo estoy por hacer lo mismo.

De pronto Hinata habla, apareciendo junto a Airimi, quien la miraba en estado de shock.

— ¿Renunció?... pero q-que...

—¿Que? ¿No lo crees? ¿Que pensabas Sano? ¿Que Takemichi iba a quedarse contigo y darte una historia de cuento de hadas?

Diciendo eso suelta una fuerte carcajada que hace eco en todo aquel oscuro pasillo.

— No es verdad Sano-san, Hinata miente. Acompáñame a la oficina y te explico... por favor acompáñame...

Trató de explicar rápidamente Airimi, tomando del brazo a un sorprendido Mikey, que no quitaba su mirada de Hinata

Hinata seguía sonriendo, mirando burlescamente al rubio.

—No eres tan importante como para hacer que se quede... solo eres un paciente delirante.

—¡Basta Hinata, ya has causado bastante daño!

La increpó Airimi con rabia contenida en su mirada, tomando bruscamente a Mikey y caminando en dirección a la oficina.

— Enfermera Airimi... ¿es verdad que él se fue?

De pronto habló el rubio con lagrimas contenida.

—¿porqué él se iría sin decirme nada?

Las lagrimas comenzaron a brotar.

— Él ... porqué... él

—Sano-san no, no lo mal entiendas por favor... el no se fue porque quiso... no tuvo opción, me pidió que cuidara de ti.

Habló Airimi totalmente dolida porque no sabia si era apropiado decirle la verdad, Mikey se culparía y ¿sería todo peor? debía hablar con Takemichi y preguntarle, se sentía confundida, estaba a punto de colapsar.

— ¿Porque él se iría sin despedirse? ¿porque se iría sin decirme nada? ¿Porque no me dijo que se iría?

El llanto de Mikey era desgarrador, sus lagrimas tibias caían tan pesadas al suelo, como si de lluvia se tratasen, su garganta ardía por los sollozos y las nulas palabras que ya podía articular, era una escena dolorosa para Airimi, quien no supo más que hacer que abrazarlo mientras caían de rodillas al piso.

Airimi sintió como el corazón de Mikey se rompió.

Y decirle la verdad solo lo haría peor.

Porque no era culpa de nadie que se hayan enamorado.

(...)

Takemichi llegó a su departamento, caminó en dirección a su habitación, sacó del escritorio que posaba ahí su laptop y se dirigió al living, donde se encontraba el gran ventanal a través del cual se podía ver toda la ciudad, prendió el computador y se sentó en el piso con el articulo sobre sus piernas, tomó un respiro y dirigió su mirada a las luces de los edificios que se empezaban a despertar a medida que iba bajando el sol en su naranjo atardecer.

Era una escena melancólica, el corazón de Takemichi dolía, sabia en el fondo que cualquier decisión que el tomara en este momento tendría que considerar las posibilidades de que eso afecte directa o indirectamente a Mikey, incluso aun no sabia como había reaccionando el rubio en este preciso momento por su repentina salida del hospital.

— Debe pensar que lo abandoné sin importarme nada.

Pensó en voz alta el pelinegro soltando un bufido de resignación luego de hablar, formando un nudo en su garganta.

Entonces tomó nuevamente el laptop que yacía sobre sus piernas y comenzó a escribir lo que serian sus nuevas postulaciones de trabajo.

¿Takemichi sentía miedo? si y mucho, sabia y era realista, la situación era mucho mas complicada que un despido de su trabajo, estaba en juego la estabilidad mental y la vida de quien amaba, considerando que había perdido a su amigo y compañero de habitación, el rubio no era el tipo de persona que resistiera la frustración y esta situación más que una frustración era toda una jodida mierda.

Takemichi pensaba y no se lamentaba por su carrera profesional como enfermero, él podría pedir disculpas a la comisión de médicos, él podría obtener una recomendación de ellos, él podría incluso buscar y encontrar otro trabajo, lo que nunca podría recuperar ni en un millón de años es a su Mikey.

Entonces su pecho empezó a doler, porque por más que lo amara, el debía estar consiente de que todo lo que paso con Mikey lo arrastró aun más a una situación delicada, lo dejó aún más indefenso.

¿Lo perdonaría? es más ¿se merecía perdón por haber actuado de forma tan irresponsable sabiendo las posibles consecuencias y que el mas afectado seria precisamente Sano?.

Entonces Takemichi comenzó a llorar, porque vio la cruel realidad, el ni siquiera hizo algo por evitar que Hinata siga ahí, ahora el estaba completamente apartado y fuera del hospital y no podría proteger al rubio, es más, ni siquiera fue capaz de revelar todo lo que ha pasado con Hinata frente a los médicos.

Él solo dejó que ella gane...

¿Existe una remota esperanza de que si él se aleja de Mikey, si el ya no insiste, Hinata ya no quiera dañar al rubio?... y frente a eso, ¿existe aún más posibilidades de que Mikey mejore?

¿Él era el real culpable de todo? ¿Había estado siendo un maldito egoísta?, ¿su desesperación por tener a Mikey lo había echo actuar de forma mezquina?

Entonces Takemichi simplemente se dejo caer de espaldas al suelo, mirando como las luces de los autos que pasaban afuera hacían bailar las sombras en su techo, no podía evitar que sus lagrimas siguiera corriendo por su cara... no podía evitar que le doliera aun mas pensar que, a ciencia cierta, que quien lo estaba pasando peor en ese momento era la persona que amaba, era su Mikey, quien estaba encerrado en un hospital psiquiátrico, cuando la noche anterior había estado sosteniéndolo en sus brazos mientras dormían ajenos a todo lo que ahora enfrentaban.

— Te voy a proteger incluso si eso significa desaparecer, incluso si tengo que mentir, incluso si protegerte signifique tomar decisiones que me rompan el alma, así de importante eres Manjiro.

𝗌𝗎𝗂𝖼𝗂𝖽𝖺𝗌 ; 𝘁𝗮𝗸𝗲𝗺𝗮𝗶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora