El tiempo. Todo. Locura

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Después de la época más caótica de mi vida, he conseguido reubicarme, volver a sentirme viva, pero sobre todo, he vuelto a sentirme bien conmigo misma.
Mientras Elena, mi editora, me llena el teléfono de mensajes con enlaces donde hablan de mi libro, yo me afano en terminar de arreglarme para llegar un poco antes a la firma de libros.
Toco la pantalla de mi teléfono y leo el último mensaje en preview.

"¿Te espero?" - Recibido.

Le contesto un escueto "ok" y tres segundos más tarde, recibo otro mensaje en el que me dice que en media hora me espera en la recepción del hotel.

"Media hora, Mónica", me digo en voz alta.

Termino de maquillarme y me dispongo a vestirme. Elijo un outfit cómodo: jeans, camiseta de manga corta y americana. Es finales de septiembre y estoy en Granada. La temperatura es agradable, pero intuyo que al anochecer refrescará, y también sé que el aire acondicionado de El Corte Inglés, en donde es la firma, me hará agradecer haber cargado con la chaqueta. Desde el ventanal de la habitación, veo una vista impresionante de la Alhambra. Agradezco que Elena sea tan sibarita para elegir nuestros alojamientos. Busca lugares especiales, pintorescos, y sobre todo muy cuidados.

Esta ciudad me atrapa y me hace querer volver a ella siempre que tengo ocasión. Es una de esas ciudades que uno nunca acaba de descubrir.
Hemos llegado con la hora justa de almorzar, pero mañana espero poder escaparme a darme un paseo por El Albaicín.

Aprieto el botón del volumen de mi teléfono mientras Arde Bogotá entona mi canción favorita, Exoplaneta.

"Sé que hay... algún exoplaneta..." , canto con ellos.

El lanzamiento de mi último libro ha sido un éxito,  la primera edición de "Te reías como nadie", se agotó en apenas tres semanas, y recuperar el circuito de firmas me hace infinitamente feliz. Estoy volviendo a ciudades a las que creí que no podría volver sin que los recuerdos me ahogaran. El itinerario de "El viento nos llevará" tuvo sus claroscuros. Han pasado dos años.

El camino de regreso del amor no es fácil, abrazar la pérdida y asumir que estuvo bien, que fuimos felices y que no pudo ser, aunque hubiera sido perfecto, es doloroso, y además es una herida de sanación lenta.

A día de hoy, puedo decir que estoy curada, conservo los momentos en los fui extremadamente feliz y he dejado de huir de cualquier posibilidad de volver a conocer a alguien. Tampoco lo busco, ni espero nada. Me limito a vivir y a disfrutar los momentos.
Tampoco he conocido a nadie que me despertara interés.

El sonido de un mensaje entrante atenúa el sonido de la música.

"Ya estoy abajo" - Recibido.

Es Elena. Me doy unos últimos retoques frente al espejo, me perfumo, cojo la chaqueta y el bolso, y allá voy. Bajo en el ascensor sin pensar en nada en concreto, me miro al espejo, el descenso desde la cuarta planta apenas dura diez segundos.

— Qué guapa estás, cabrona. - Me dice Elena según se abren las puertas del ascensor.
— Yo también te quiero. - Nos reímos.

Fuera nos está esperando un taxi que nos llevará directamente a El Corte Inglés del centro en donde será la firma.

— Moni, no te entretengas mucho con la gente que no se nos alargue en exceso. - Me dice ya de camino.
— Es que no sé cómo hacerlo. Me da no sé qué que pasen horas haciendo cola y no dedicarles unos minutos. - Le digo.
— Ya, ya lo sé. A ver cómo lo hacemos hoy. Me han dicho que hay cola desde esta mañana. - Me dice y siento un calambre atravesarme el estómago.

La miro y sonrío. No puedo evitar sentir esos nervios de emoción, saber que hay personas que quieren verme, que me leen y que esperan horas para que les dedique un libro.

Te reías como nadie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora