Yo tambien...

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Acaricio su espalda consciente de que su petición me encanta y que aunque no pensaba que fuera a ocurrir, me moría de ganas de que sucediera.

— Pero tendrás que trabajar... - Le digo dejando un beso en su hombro.
— Puedo arreglarlo... - Me da por respuesta sin salir del hueco de mi cuello.
— Está bien... - Digo sin hacerme de rogar.

Sale de su escondite y me mira con los ojos brillantes.

— ¿En serio? - Puedo ver la emoción en el reflejo de sus pupilas. Asiento con la cabeza.

Acerca despacio su boca a la mía, me besa con tanta ternura que me hace tambalearme en la cuerda floja de la emoción. Pongo una mano en su nuca y profundizo en el beso. Sus manos se aferran a mis caderas atrayéndome hacia ella. Siento sus dedos hundiéndose en mi carne. Desliza su boca hacia mi mandíbula, y desciende a mi cuello. Antes de dejarme ir en el éxtasis que me provoca, la detengo.

— Necesito darme una ducha - Digo a media voz presa del placer al sentir sus dientes clavarse en mi cuello.

Me empuja dirigiéndome al baño sin dejar de besarme. Entramos en el aseo devorándonos las bocas. Nos desvestimos mutuamente con la furia del deseo arrojándonos a un infierno en el que arderemos sin remedio.
Gira el grifo de la ducha y cuando el agua sale caliente, cuelga el rociador y tira de mí debajo del agua.
Es excitante sentir sus manos deslizarse por mi piel húmeda. Me voltea sobre mí misma, pega su cuerpo a mi espalda, coloca las palmas de mis manos sobre la pared a la altura de mis hombros y retira mi pelo echándolo sobre mi hombro. Masajea mis trapecios, inclino la cabeza dejándola caer hacia delante. Desciende por mi espalda masajeándola magistralmente descargando mi musculatura.

— Nay... - Digo casi en un sonido gutural.
— Shhh... - Dice cerca de mi oído y pega su cuerpo a mi espalda de nuevo.

El agua cae en una leve llovizna tibia sobre nosotras. Puedo sentir sus pechos contra mis omoplatos. Abarca mis pechos con sus manos, y los aprieta. Me excita cómo me toca. Desciende con una mano hacia mi sexo, y me acaricia sin merodear. Un gemido se escapa de mi garganta. Hace girar sus dedos entre mis labios, y siento como mi sangre se incendia veloz a través de mi venas. Pego mi cara a la pared cautiva en su delirio. Me toca de tal manera que dudo mucho que pueda resistirlo mucho rato.

— Nay... - Digo cuando siento acercarme sin remedio al cielo del placer.
— Dime... cariño... - Borbota cerca de mi oído aminorando los movimientos sobre mi sexo. — ¿Nos vamos a la cama? - Me pregunta en un susurro. - Asiento con la cabeza.

Se retira de mi cuerpo, corta el grifo y me pone el albornoz sobre los hombros. Salgo de la ducha, me seco un poco mientras ella hace lo mismo. Vuelve a mi boca con ansia. Caminamos hacia el dormitorio sin dejar de besarnos. Tira de la colcha y vuelve a abrazarme. Caemos en la cama en llamas, desciende rápidamente por mi cuerpo, se baja de rodillas al suelo, se hace hueco entre mis piernas y estrella su boca en mi sexo. Estoy extremadamente sensible y excitada. Su lengua me embiste sin detenerse. Mis gemidos se elevan, y soy incapaz de contener el incendio que se propaga por todas las esquinas de mi cuerpo. Estoy a punto de romperme cuando vuelve a detenerse.

— Nay... - Me quejo acusando en mi voz el placer que me provoca.

La miro a ras de mi cuerpo y sonríe. Dejo caer la cabeza en el colchón. La escucho hurgar en el cajón de su mesilla, y vuelvo a mirarla. Me enseña un dildo rosa fucsia que intuyo me va a reducir a cenizas en un segundo, sonríe maliciosamente y le devuelvo la sonrisa justo antes de volver a dejar caer mi cabeza. Estoy a la merced de sus deseos.
Vuelve a la carga con su lengua, ahora la siento más aún, me agarro a las sábanas como queriendo sujetarme para no dejarme ir. Coloca el dildo en la entrada de mi cuerpo y lo empuja despacio. Grito de placer. Me penetra cadente mientras sigue comiéndome. Sé que no voy a contenerme más por mucho que apriete la tela entre mis manos. Mi cerebro se concentra en el placer que inunda mi cuerpo. Basculo inconsciente la pelvis y cuando siento que puedo controlarlo un poco más, activa la vibración. Grito y aprieto las piernas. Acelera el movimiento y profundiza hacia el interior de mi cuerpo. Me rindo a un orgasmo intenso que me deja orbitando fuera del mundo terrenal unos segundos para después volver al éxtasis del momento. Detiene la vibración, pero no se detiene. Sopla en mi sexo a la vez que sigue penetrándome. Soy incapaz de pedirle que se detenga, mi cuerpo brama desde el interior de mi ser pidiendo más. Me da unos segundos de tregua, besando y lamiendo la parte interna de mis muslos. Estiro un brazo y me agarro a su muñeca. Vuelve a activar la vibración y las réplicas de un terremoto devastador vuelven a mi cuerpo. Acerca de nuevo su boca a mi sexo, gime entre mis piernas mientras su lengua se mueve sin descanso. Siento el placer escalar de nuevo en mi cuerpo de manera incontenible. Estallo de nuevo apretando su muñeca. Tiemblo. Saca despacio el dildo de mi cuerpo y se tumba a mi lado. Me besa en la boca mientras trato de recuperar el juicio.

Te reías como nadie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora