chapter seventeen.

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↷✦; Una pesadilla ❞

— Dime que es una broma, Madeleine — dijo Miguel mientras daba un paso atrás y se alejaba del circulo donde se encontraban Amaya, Marie y Madeleine

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— Dime que es una broma, Madeleine — dijo Miguel mientras daba un paso atrás y se alejaba del circulo donde se encontraban Amaya, Marie y Madeleine.

— ¿Por qué sería una broma, Miguel? ¿Crees que yo bromearía con algo así? ¡No seas estúpido! — contestó Madeleine alzando la voz, la impotencia e ira estaban manipulandola a su manera.

— Madeleine, tranquilizate — habló Amaya tomándola por los hombros.

Madeleine se apartó bruscamente de ella — ¡No! ¡No me pidan que me tranquilice! — las lágrimas empezaban a salir nuevamente — Esto es una completa pesadilla, así que no me pidan que me tranquilice o que sea fuerte, porque ni siquiera pueden hacerlo ustedes mismos — gritó.

Amaya la miraba con sorpresa, jamás había visto a Madeleine de esta forma.

Juliette era tan importante para Madeleine, que ella sería capaz de gritar o enojarse con todo mundo si se trataba de su mejor amiga.

No estaba razonando por completo, pero la ira que sentía en esos momentos era difícil de controlar.
Claro, nunca es fácil mantenerse fuerte cuando pierdes de una forma u otra a la persona que te hizo brillar en la vida.

— Maddy... lo siento tanto. Perdonenme por no haber sido lo suficientemente observativo con Juliette para mantenerla a salvo — dijo Miguel entre lágrimas y sollozos.

Su corazón dolía, su alma estaba perdida y su razón para seguir sonriendo se había ido. Estaba perdido.

Madeleine intentó contener las lágrimas — cosa que no resultó — y se acercó rápidamente a Miguel para abrazarlo, ambos lo necesitaban.

— No digas eso, Mikey, tú no tienes la culpa de nada. Eras la persona más importante en la vida de Juliette y la que más la hacía sonreír, si ella tomó esa decisión fue porque se sentía vacía hace tiempo — habló Marie — Yo soy quien tiene la culpa por no conocer a mi propia hija — empezó a sollozar.

Amaya simplemente se limitó a abrazar a Marie mientras que Madeleine abrazaba a Miguel. Todos ahí necesitaban un abrazo.

Pero lo que más necesitaban en esos momentos era la presencia de Juliette.

Miguel se sentía vacío, se sentía enojado consigo mismo por no darse cuenta de lo mal que Juliette la estaba pasando. Sentía tanta impotencia por no haberla salvado de aquel acantilado que la mandaba a un hoyo de sufrimiento y dolor.

Decir que se sentía triste se quedaba corto, Miguel se sentía tan mal, en todos los sentidos. El dolor en el pecho se hizo presente desde que vio a Madeleine en la puerta de su casa llorando, su corazón se hizo pedazos cuándo le dieron la noticia.

𝐒𝐓𝐀𝐘 𝐂𝐋𝐎𝐒𝐄 𝐓𝐎 𝐌𝐄 | 𝐌𝐈𝐆𝐔𝐄𝐋 𝐂𝐀𝐙𝐀𝐑𝐄𝐙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora