Sorry, I love you // Stray Kids; MinSung. [✓]

🌧 14

Nos alejamos. 

— Yo solo venía a dejarle su ropa... 

Era una de las mucamas, quien se encontraba con mi ropa en manos y con una cara de sorpresa que no se la quitaba nadie.

— No digas nada, te lo ruego y te lo suplico por quien más quieras. Hasta te pagaré de más a escondidas, pero por favor, no abras la boca

— Lo siento Jisung, pero esto es algo... no lo sé, inaceptable. No sé si pueda ocultarlo

— Es simplemente hacer de cuenta que no viste nada, ¿qué te cuesta?

— No puedo mentirles a mis patrones

— Ellos ni siquiera prestan atención, jamás te preguntarán sobre esto. O te callas, o te juro que hago que pierdas el trabajo

— Bien, bien. Haré lo que pueda -dejó la ropa a un costado y se fue.

— ¿Por qué la amenazaste así? -apoyó su espalda en el respaldo de la cama.

— ¿Qué querías? ¿Que mis padres se enteren y no quieran que vengas más? -me puse de la misma manera.

— ¿No que ellos no eran así?

— No sé cómo puedan reaccionar, quizás aceptan mil cosas pero eso... es alguien que casi nadie tolera, no sé lo que pueda pasar

— Besarte con una chica o besarte con un chico, ¿qué más da? Con ambos compartes saliva, sienten la lengua del otro... es prácticamente lo mismo

— Quizás tengas razón, pero sigue siendo algo mal visto

— ¿Tú le ves algo de malo? -me miró.

— No lo sé -también lo miré- Los demás te hacen pensar que es algo malo, pero a la vez no siento que sea así

En un milisegundo tenía a Minho encima mío, con sus ojos clavados en los míos.

— Entonces solo enfócate en disfrutarlo, no pienses en los demás

— Sal, puede entrar alguien

— Mejor, ¿no?

Me tomó de las muñecas, las apretó contra el respaldo y finalmente me besó. La tensidad que había solo duró unos minutos, porque en el momento que juntó sus labios con los míos, me relajé a más no poder. A la vez, sentía mil cosas dentro de mí, cosas que no había experimentado jamás. Incluso pareciera que estaba esperando este momento desde hace bastante.
La delicadeza con la que movía su boca, el cuidado de no hacer mucho ruido, la mínima fuerza que utilizaba para sostener mis manos y sus labios <eran tan suaves que parecían hechos de seda> hacían que me vuelva loco por completo.
Seguimos, seguimos y seguimos. Hizo con mi boca lo que quiso. La experimentó de mil maneras. Podría decir que, de una sola vez, ya la conoce de memoria.

(🌧)

Recuerdo que ambos nos quedamos dormidos, pero él ya no estaba. Me había despertado asustado, pensando mil cosas; que mis papás nos encontraron así, que lo echaron o quién sabe qué.
Ni siquiera me había cambiado de ropa anoche, así que me levanté y bajé con cierto temor.
No podía creer lo que veían mis ojos.

— ¿Qué hacen? -dije entrando a la cocina.

— Hoy decidimos cocinar nosotros -respondió mi mamá, sonriente- ¿Sabías que Minho sabe cocinar?

Ella estaba terminando de lavar los platos y Minho condimentando unas cosas.

— Sí, sabía

— Se levantó muy temprano, hablamos un rato de Doongie y pensamos en cocinar, así de paso les dábamos un descanso a las mucamas

— Ya veo

— ¿Pasa algo?

— No, nada. Es que acabo de levantar y aún no reacciono

— Bueno, entonces ve a sentarte en la mesa con tu papá, nosotros ya llevamos los platos

Eso hice, y minutos después llegaron ambos con la comida. Sabía que iba a estar delicioso, Minho realmente tenía muy buenas manos para esto, pero cuando di el primer bocado, no pude evitar quejarme.

— ¿Estás bien? ¿Está muy caliente? -preguntó mi mamá.

— No, no está caliente, no sé por qué me dolió

— Ay cariño, ¿cómo no te va a doler? Mira como tienes los labios. ¿Qué te pasó?

La mucama que había entrado a la habitación <ellas siempre nos acompañaban> miró a Minho. Él ni siquiera se daba por aludido, como si hace un par de horas atrás no me hubiese "comido" la boca.

— Quizás no me di cuenta de que estaban secos, se lastimaron y la sal de la comida me hizo arder

— Deberías usar algún bálsamo -comentó Minho.

— Sí, ya lo sé. Y tú deberías hablar menos y comer más

— Anoche comí mucho, me quedé bastante lleno

Él tenía una pequeña sonrisa pícara en su rostro. Me sorprendía el hecho de que tire indirectas muy directas, pero a la vez sabía ocultarlas a la perfección.