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— Ni siquiera entiendo porqué dudé en contarte, si eres la persona a la que más confianza le tengo

— Baby...

— Jamás me arrepentiré, estoy seguro

— ¿Cien por ciento?

— Cien por ciento

— Entonces soy todo oídos, mi vida

— Realmente no sé por dónde empezar... -se deslizó un poco apoyando su cabeza en el respaldo, mirando hacia el techo.

— Tranquilo, si tengo que quedarme aquí cinco días, lo haré

— Exagerado -soltó una pequeña risa.

Me había puesto en la misma posición que él. Mientras pasaban los minutos, sabía que estaba luchando con él mismo para poder soltar las palabras, así que no lo presioné en ningún momento.

— ¿Sabes? -dijo- Siempre fuimos de clase muy baja, prácticamente nací en esa situación. Iba a la primaria con mi uniforme roto, jamás supe lo que era llevar un almuerzo o hacer fiestitas escolares, y hasta a veces ni siquiera me alcanzaba para el autobús. Siempre se rieron de mi por eso y ya no me daban ganas de ir, realmente me afectaba

Mis ojos empezaban a aguarse por lo que escuchaba.

— Tengo un hermano mayor. Lo poco que ellos ganaban se lo gastaban en él. Le daba vergüenza ir conmigo por como estaba, él era un príncipe y yo parecía un plebeyo. Siempre estaba rodeado de amigos, mientras a mi no se me acercaba ni un perro. Te juro que no le tengo celos, solo que desde pequeño no entiendo cómo unas personas pueden ser así con su hijo y tener cierto favoritismo. Me decían que jamás me habían planeado, y en ese momento, yo ni siquiera entendía eso. Toda mi vida creí que no me lo merecía, solo era un niño, Hannie

Las lágrimas empezaron a desbordarse de mis ojos, cayendo en el respaldo del sillón. Trataba de no hacer ni el más mínimo ruido para no interrumpirlo.

— Cuando estaba en primero de secundaria, un día volví a mi casa y ya no había nada, solo quedaban las paredes. Cuando fui a preguntarle a una vecina, me dijo que vinieron unas personas, los desalojaron y después se fueron. Los tres solos, Hannie, sin mí. Pensé que ni siquiera se les había cruzado por la cabeza mi existencia, pero esta vecina me dio un papel, me acuerdo las palabras exactas; "Ya estás demasiado grande para que te sigamos manteniendo. Te va a servir para madurar un poco más, y a nosotros para que ya no tengamos una carga encima". Me habían abandonado con tan solo 12 años, sin piedad alguna

Un río se quedaba corto a mi lado.
Podía notar como a él le empezaba a temblar la voz.

— Sabía que con esa edad no iba a encontrar trabajo en ningún lado, pero aún así busqué. Me recibieron en un bar para limpiar mesas, no podía hacer otra cosa. Me pagaban una miseria porque me habían dejado dormir ahí. Tenía que juntar lo de varias noches para poder comer algo, supongo que gracias a eso me acostumbré a aguantar tanto. A medida que iba creciendo podía hacer otras cosas, así que iba de bar en bar, siempre yendo a donde más podía ganar. Los dueños de uno de esos bares me ayudaron a comprar esta casa, y para "pagarles", trabajaba gratis para ellos. Cuando salí de esa deuda pude entrar a la universidad y pagar una carrera. Aunque mi vida haya sido una mismísima mierda, jamás dejé los estudios, y me siento bien con eso

— Yo... -lo miré, él también había derramado lágrimas- Te juro que no sé qué decir

— No tienes que decir algo -imitó mi acción- Solo era para que sepas, pero no llores

— ¿Cómo no lo voy a hacer? Ni siquiera conozco a tus padres y te juro que ya los odio, me da muchísima rabia

— No envenenes tu corazón con ese odio, la vida ya se hará cargo de ellos. Ven aquí -dio palmaditas en sus piernas.

Me coloqué donde me indicó, quedando frente a frente.

— Tranquilo, no tienes que ponerte así -secó mis lágrimas con su pulgar- Ya no valen la pena

— ¿Sabías que cada día me enamoro más de ti? -hice lo mismo con sus lágrimas- Es impresionante lo fuerte que eres

A modo de respuesta, me tomó del cuello y llevó mis labios hasta los suyos, uniéndolos como si fuese nuestro último contacto. Con su mano restante tomó mi cintura atrayéndome más hacia él, mientras yo solo podía entrelazar mis dedos en su cabello.
Ésto no duró mucho; ambos nos separamos por la misma sensación.

— ¿También lo viste? -dijo.

— Sí, pensé que solo había sido mi imaginación

Me bajé de él y ambos nos acercamos a la ventana, donde supuestamente habíamos visto algo, o a alguien.

— Está oscuro, casi no se ve

— Espérame

Tomó la linterna de su celular y salió de la casa. Minutos después volvió.

— No había nada -dijo.

— Perfecto, ahora ambos nos volvimos locos

— Quizás solo fue Doongie

— Él estuvo a nuestro lado en todo momento

— Fue una señal para que dejes de hacer cosas indebidas delante de tu hijo -rió.

— Sí, porque obviamente yo fui el que se subió a tus piernas y te dio un besote como si nada

— Claramente

— Ajá

— Solo fue un besito

— Si eso fue un besito no me quiero imaginar un besote

Volvimos a reír.

— ¿Hoy no trabajas? -pregunté al ver la hora.

— No, iban a hacer una desinfección, así que nos dijeron que no vayamos. ¿Tú no tienes que ir a tu casa?

— Quiero quedarme, ¿puedo?

— Vienes, entras como dueño de casa, y... ¿ahora preguntas si te puedes quedar? ¿Es en serio? -soltó una risita.

— Bueno, solo decía

— Solo avísales a tus padres que no irás y apúrate

Tomó a Doongie entre sus brazos y subió.
Cuando terminé de hablar con mi mamá, fui con ellos, quienes ya se encontraban en cama.

— Hagan espacio -dije sentándome al borde mientras sacaba mis zapatos.

— No, te tardaste mucho. Dice Doongie que te vayas a dormir a la otra habitación

— Bueno -me levanté.

— Era mentira -me tomó de la muñeca- Ven

Hizo un espacio y me acosté con ellos, quedándonos dormidos casi al instante.

Sorry, I love you // Stray Kids; MinSung. [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora