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Cuando la noche llegó, me preparé para ir con Minho. Le había mandado un mensaje avisándole que sí iba a ir, pero no contestó. Supuse que estaría descansando.

— Me voy, mamá 

— ¿Vas a verlo?

Asentí.

— No te quedarás a dormir, ¿verdad?

— No lo sé

— Perderás más clases aún

— No son importantes, pero te aviso cualquier cosa

Me fui. En el camino, compré algunas cosas como snack y bebidas. Como no podía salir a distraerse, tenía pensada una noche de películas y juegos juntos.
Tiempo después, llegué.

— Volví, baby -dije entrando.

No obtuve respuesta.
Me dirigí a la cocina. Mi corazón saltó del susto al ver una gran mancha de vómito ensangrentado en el suelo. Dejé las cosas por ahí y fui hasta el sillón, casi gritando su nombre para que despierte, pero no lo hizo. Al llegar al borde de éste, había pateado algo que se encontraba debajo. Era un frasco de pastillas vacío y una botella de agua que estaba de la misma forma. Me helé y mi miedo aumentó. Con desesperación insistí en despertarlo, pero no hubo caso, solo sabía que aún respiraba. Llamé a emergencias, era de las mejores que conocía, así que no tardaron ni 5 minutos en llegar. Todo se volvió un ruidero de sirenas, los vecinos comenzaban a salir y yo agarraba lo que podía. En muy poco tiempo estábamos en la ambulancia, yendo en código rojo. Un médico y un enfermero estaban controlando y anotando todo. No sabia qué hacer. Quería tomar su mano y hablar con él, pero no podía.
Al llega al hospital, pasaron derecho a hacerle un lavado de estómago. Tiempo después, salió el médico.

— ¿Eres familiar del joven? -preguntó.

— No... soy su mejor amigo, el que lo encontró

— ¿Ya te tomaron los datos del paciente?

— Sí, ya hice todo

— Bien. Mira, pudimos desintoxicarlo

El alma me volvió al cuerpo.

— Pero necesito que hablemos en lo que despierta -dijo en un tono serio.

Asentí y fuimos a un lugar más privado, donde no había tanta gente.

— Sabes que está muy mal, ¿no?

— Sí, lo sé...

— Tiene un trastorno alimenticio grave, al igual que sus golpes. Y ese hematoma en el abdomen... ¿sabes si estuvo sensible después de eso?

— Sí, se quejaba de hasta el más mínimo roce

— ¿De casualidad vomitó?

— Cuando lo encontré había uno

— Mezclado con sangre, ¿no?

Asentí con cierto temor.

— Ya me parecía

— ¿Es algo malo?

— Se trata de una hemorragia interna abdominal, que, con el tiempo, le puede llegar a causar daños cerebrales, y por lo tanto, su muerte. Tendríamos que realizar una operación

— Entiendo...

— Ahora tuvimos que internarlo porque se encontraba muy débil, quizás te quiera ver cuando despierte

Fuimos hasta la habitación donde estaba. Él había empezado a abrir sus ojos.

— Hannie... -dijo al verme.

— ¿Cómo te sientes, Minho? -dijo el médico.

— Muy mal, sin fuerzas ni ganas de nada

— Debemos operarte, y con eso te recuperarás pronto, ¿si? No te preocupes

Sabía que no era cierto. Le pedí salir nuevamente, a lo que accedió.

— Sé que eso no es verdad

— A ti no te puedo mentir. Es mucho para él, es mucho para una persona en sí. Su organismo y defensas están mal gracias a la anorexia, la hemorragia, los golpes que lo rematan y el poco efecto que llegaron a hacerle las pastillas en su intento de suicidio. Sinceramente no lo veo capaz de sobrevivir. Lo único que pueden intentar es la operación de la hemorragia a ver si mejora, pero es algo muy fuerte, y realmente no creo que pueda soportarlo

Sorry, I love you // Stray Kids; MinSung. [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora