Siempre fui así, no podía cambiar. Mi maldita impulsividad era incontrolable, me había metido en problemas varias veces. Pero jamás imaginé que por primera vez eso me llevará a algo bueno, o más bien dicho a alguien. Aunque al principio no creía eso.
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Carajo, carajo, ¿ahora que iba a hacer?
Sabía que tenía que cambiar mi carácter o si no me ocasionaría demasiados problemas. Pero claro yo era muy estúpida y solo pensaba en las consecuencias cuando ellas ya estaban a la vuelta de la esquina.
Estaba a un paso de mi, no tenía salida. A menos que me lanzará al mar y no era una muy buena idea, considerando que mi experiencia nadando era nula.
—¿Esto es tuyo?—me pregunto deteniéndose delante de mí y enseñándome la roca con la que anterior mente casi asesino.
Concéntrate Samantha.
—Ah...., —no sabía que decir. —si, creo que si.
—¿Crees? —pregunto.
Creo que estaba molesto. Y con mucha razón, lo que hice lo hice sin pensar, solo fue un impulso de enojo.
—P-perdon —dios, ahora me temblaba la voz de la vergüenza.
—P-perdon —dijo burlándose. —eso no me basta loca.
¿Quién era para hablarme así?, después de todo si era un imbécil.
—Sabes que pudiste darme en la cabeza ¿Verdad? —me dijo muy ofendido y molesto.
Ojalá lo hubiera echo. Ay no, ya estaban regresando mis impulsos de enojo.
—Ya te pedí perdón ¿que más quieres?—dije a la defensiva.
El se quedó en silencio por un rato.
Ni siquiera me había dado cuenta que no lo estaba viendo a la cara, hasta que por la curiosidad de su silencio halce el rostro.
El me estaba mirando fijamente, como si se hubiera dado cuenta de algo.
Nos miramos a los ojos por unos segundos muy embelesados. Sus ojos eran interesantes. Eran de un verde demasiado lindo, note que tenía un poco de azul alrededor de la pupila. Wow si que era atractivo, tenía la piel ligeramente bronceada, era alto y tenía un cuerpo bastante bien.
Ver lo guapo que era, hizo que lo odiara aún más, seguro que si era un imbécil rompecorazones. Me hacía recordar a Ramón, aunque claramente eran muy diferentes físicamente. Ramon era flacucho, no tan alto, con piel igual de pálida que la mia y tenía ojos verdes, pero el verde de sus ojos era muy diferente al de este chico.
No pude aguantar su mirada y decidí bajar la mía de nuevo. Y se cortó el momento tenso que se estaba formando. Así que siguió hablando.
—¿Sabes que no es de buena educación lanzar cosas a las personas?
—Dios, estaba enojada ¿Okey? —dije exasperada.
—¿Y yo tengo la culpa de eso? —dijo enojado.
—Ya te pedí disculpas.
—Eso no me basta.
—¿Entonces que más quieres de mi? —pregunte cansada alzando de nuevo el rostro.
—Quiero.....
Creo que ni siquiera sabía que decir.
Claramente había cometido un error y lo sentía, creo.
Después de un silencio incómodo el volteo a ver mis labios y no tuve que ser muy lista para ver claramente sus intenciones.
—No.
—¿Que?. —pregunto confundido.
—No te daré un beso.
—¿Quién dijo que quería eso? —pregunto ofendido.
—Vamos, te moririas si aceptara.
—Ni siquiera eres tan guapa, así que no te emociones. Eso jamás va a pasar.
Okey ya, ahora sí ya había acabado con mi paciencia. Yo misma sabía que no era tan guapa pero el no tenía por qué juzgar mi belleza.
—Idiota. Sabes, me da igual si estás enojado o no. Igual te lo merecías.
Me di la vuelta para salir de la playa.
—¡¡Y no quiero que te me vuelvas a acercar nunca, lunática!! —grito a lo lejos.
Ni si quiera planeaba hacerlo.
Estaba tan enojada que ni siquiera considere avisarle a Abi que me iba. Tampoco me despedí de sus amigos.
Solo no pensé en nada con mi pequeño impulso de enojo.
Eso de mís impulsos sin pensar eran mi rutina diaria. Siempre me causaba más problemas que beneficios. Pero es que en el momento no pensaba en nada. Y después ya estaba lloriqueando por las consecuencias que no quería enfrentar.
Unas horas más tarde Abi llegó entre preocupada y enojada.
—¿Dónde has estado? Todos te buscamos muy preocupados. Pensé que algo te había pasado. Tal vez que te habías perdido o peor que alguien.....
—Abi tranquila estás hablando demaciado rápido. —tuve que interrumpirla o si no me diría toda la constitución.
—¿Dónde has estado? —dijo más enojada que preocupada.
—Aamm. Aquí, ¿Dónde más estaría? —dije obvia.
—Pero.... ¿Cuando te fuiste?
—Alto, ¿dijiste que estaban buscándome? ¿Quienes?—intente cambiarle la conversación antes de que le contara todo lo de Ramón y la pequeña discusión con el chico gua.... Insoportable de la playa.
No tenía ganas de dar explicaciones y sabía que Abi me iba a regañar por ser tan impulsiva.
—Ah, los chicos y yo. Poco después de que te fuiste llegó Demian el amigo de Yoali.—dijo Abi. —Bueno Demian no te buscaba, pero Yoali si. A Demian le dan igual todos.
La verdad me daba igual quienes me habían buscado y quien fuera Demian. Solo quería ya no hablar del tema. A demás Abi se preocupaba de más, si, tal vez no conocía el lugar como ella, pero claro que me hubicaba.
—Demian es muy guapo. Deberías conocerlo, te gustaría —al darse cuenta de sus palabras se corrigió— . Aunque no podrían tener algo, ya que eres chica con novio.
Auch.
—Es tarde y tengo mucho sueño. ¿Podemos dormir ya? —tenia que hacer algo antes de que quisiera que le contara como iba mi relación con Ramón.
—Amm si claro.
Después de eso dormimos hasta el otro día.
Y así acabo mi primer día del verano. Que desastre, que desastre.
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𝑴𝒊 𝑨𝒎𝒐𝒓 𝑫𝒆 𝑽𝒆𝒓𝒂𝒏𝒐
RomanceSolo sabía dos cosas 1- lo odiaba demasiado Y 2- lo amaba con locura.