𝑴𝒊 𝑨𝒎𝒐𝒓 𝑫𝒆 𝑽𝒆𝒓𝒂𝒏𝒐

8-EL JUEGO DE LA PAZ

Algunos se dan la mano, otros firman acuerdos, esto es lo que hacemos nosotros, es nuestros sello especial. Siempre lo fue.

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Ya había pasado una semana. Y evitaba salir para no volver a toparmelo.

Aunque pensé que no serviría de nada porque vendria a las reuniones de amigos. Pero no, no venía a ninguna.

Me empeze a sentir culpable. El venía a todas. No era ajusto que por mi culpa ahora no hiciera lo que le gustaba.

Solo lo había visto dos veces esta semana y era de lejos. No estaba segura que me hubiera visto a mi.

También empezaba a arrepentirme de haber venido aquí de vacaciones. Las primeras semanas me parecieron muy divertidas. Veía casi diariamente a Demian y cada día era más divertido que el anterior.

Bueno prácticamente los días se trataban de peleas, diacuciones, y molestarnos entre los dos. Pero era divertida. Las peleas no eran enserio, y la mayoría de diacuciones eran triviales de cosas sin sentido. Un día mientras jugábamos cartas terminamos en un debate sobre sí iba primero el celear o la leche. El loco decía que la leche. Que desquiciado ¿No? Todos sabemos que primero va el cereal para calcular cuánta leche hay que ponerle.

Extrañaba todo eso aunque no lo admitiria en voz alta.

Lo extrañaba a el.

Pero sabía que esto no se le pasaría hasta que no le pidiera una disculpa.

Aunque ya tenía ganas hacerlo, aún me detenía mi orgullo.

𝐌𝐚𝐥𝐝𝐢𝐭𝐚 𝐨𝐫𝐠𝐮𝐥𝐥𝐨𝐬𝐚.

Si ya me conoces. No se que me reclamas.

DEMIAN:

Extrañaba las peleas, los gritos, las burlas. Pero también las risas, las sonrisas, las miraditas, los retos.

La extrañaba a ella.

Pero no podía solo dejar que ella se saliera con la suya sin que aprendiera la lección.

¿𝐀𝐡𝐨𝐫𝐚 𝐚𝐬𝐢 𝐬𝐞 𝐥𝐞 𝐥𝐥𝐚𝐦𝐚 𝐚𝐥 𝐨𝐫𝐠𝐮𝐥𝐥𝐨?

Solo lo hago por su bien.

𝐀𝐣𝐚.

Cállate, tu no sabes nada.

𝐋𝐨 𝐬𝐞 𝐭𝐨𝐝𝐨, 𝐩𝐨𝐫 𝐚𝐥𝐠𝐨 𝐬𝐨𝐲 𝐭𝐮 𝐜𝐨𝐧𝐜𝐢𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚.

Bueno el punto es que no le diría nada, hasta que ella me lo dijera antes.

¡𝐎𝐫𝐠𝐮𝐥𝐥𝐨𝐬𝐨𝐨!

Ash.

SAMANTHA:

Estaba de cabeza en la cama.

Tal vez si la sangre me subía en la cabeza, tal vez así tendría una buena idea.

¿Y si volvía a casa?. Ramón ya estaba en valle. Ya no lo vería.

Y si lo veía ya me daba igual.

¿Y si volvía con el?

Dios, ¿que estoy pensando?.

Me reacomode. Esto de la sangre en la cabeza no funciona.

Por eso no me gustaba estar sola pensaba en tonterías.

Pero es que si volvía con el, a victoria eso la desquisiaria.