Stuck in your mind - Eddie/Billy/Steve y T/N

Capítulo 14: Eddie

Narra Eddie

Todo se resume a un objetivo: conseguir el interés de T/N. Ella es la primera chica que me gusta tan enserio. Todo lo de antes fueron tontos crushes con los que solo tonteaba a pesar de ser rotundamente rechazado por mis gustos "frikis".

Esta noche tiene que ser perfecta...tanto como ella (aunque todos sabemos que eso es imposible). Lo que he preparado me ha llevado toda la semana, ya que requiere de toda mi destreza manual: tengo listo en la mesa del bosque en la que nos conocimos un gran picnic con sándwiches de jamón y queso, patatas fritas, pan...y algo para lo que estuve ahorrando tiempo atrás; una fuente de chocolate rodeada de frutas y dulces como galletas o magdalenas.                    También hice una coronita de papel para la reina de mi corazón y muchos anillitos del mismo material. Le he escrito una larga carta de dos páginas contando todo sobre mí y lo que ella me hace sentir.

Como yo vivo en una casa con ruedas, dígase caravana, voy a recogerla a pie. Cuando toco el timbre, el sheriff sale a recibirme.

-¿Hola?

-B-buenas...¿está T/N?

-¿Quién eres y para qué la buscas?

-Pues...

-Papá, deja de atosigarle a preguntas -mi ángel de la guarda sale a salvarme de una cagada épica-. Él es Eddie. Es mi cita de hoy. ¿Podrías apartarte de la puerta y dejarme salir?

El hombre se aparta, dejando a la vista a su hermosa hija vestida con un vestido deportivo (que nunca supe que existía), unas converse blancas y una diadema a juego con su atuendo reposando en su pelo bien peinado.

Al cerrar la puerta, ella me abraza con efusividad.

-Nunca tuve tantas ganas de ver a alguien en mi vida. No sabes la ilusión que me hace que estés aquí conmigo hoy.

-Y no sabes cuánto me gusta pasar tiempo contigo. No entiendo el odio de la gente hacia ti, eres genial. Ellos pierden el tiempo si no quieren estar con alguien como tú.

Y ahí me doy cuenta de que esto puede salir adelante.

-Ven, linda. Vamos a nuestro punto de los enamorados.

-¿Enamorados? Wow, qué bonito, Eddie. Ya te pones cursi en la primera cita.

-Es un don que tengo y que acabo de descubrir, ya que eres mi primera cita en mi vida.

-Qué presión -dice entre risas. Por favor, qué risa, la escucharía por días-.

Cuando llegamos, ella corre a la mesa rodeada de flores de colores oscuros y, llena de emoción, coge una y la huele.

-Esto...no tengo palabras, rarito mío.

Empezamos con los apodos. Ya me tenía a sus pies, ahora me tiene...ni yo sé, estoy demasiado colado por ella para pensar con claridad.

-Siéntate y come. Hay unos detallitos que he preparado solo para tí.

Se pone la coronita, los anillos y abraza la carta.

-No sabes cuánto me gustan estas cosas.

-Ahora lo sé. Come sin problemas, y cuéntame de ti. Quiero saberlo todo.

Ella habla sin presión ni titubeos. A veces la noto insegura de su sonrisa cuando yo bromeo o de su estómago cuando se sienta hacia delante, tapándose dicha zona. Yo la recuerdo lo buena que está en cada momento que la veo dudar de ella misma. Nadie me ha cautivado tanto como ella.

Después de esta charla, se me ocurre una idea.

-Oye, ¿sabes que toco la guitarra?

-Ahora sí -dice, haciéndome recordar mis propias palabras-.

-¿Quieres que te enseñe a tocar?

-Eso no me lo preguntes, rarito mío.

Cojo a mi amor (lo era hasta que llegó T/N) y se la tiendo. La coge y me siento detrás de ella, poniéndola entre mis piernas y tomando la guitarra por encima de sus manos. Solo su tacto me puso la piel de gallina.

La enseño unos cuantos acordes para que logre tocar una pieza de "Master of Puppets" y lo logra casi sin dificultad. Algo me dice que podría aprender a tocar cualquier instrumento sin darle muchas vueltas.

Cuando la miro a los ojos enorgullecido, su mirada baja a mi boca y, casi al instante, me acerco lento leyendo sus intenciones y la beso. Joder. JODER. Ya valí.
Ella enreda sus dedos en las raíces de mi pelo y yo las mías las poso en su espalda. Se siente demasiado bien.

Por desgracia, mi reloj suena y el toque de queda comenzará en quince minutos. La animo a volver a su casa y ella, cogiendo mi mano, accede. Creo que no podría haber sucedido algo mejor esta noche.