16.

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-Ni se te ocurra ponerme eso.-Harry arrugó su expresión en una mueca de disgusto cuando Noelle se acercó a él, sosteniendo una mascarilla facial de lavanda.

-Esto es una fiesta de pijamas.

-Exacto. No un salón de belleza.-chascó el joven con la lengua.

-Venga ya. Yo también llevo una.

-Me he percatado.-Harry alzó las cejas, observándola.

-Deja de meterte conmigo, luego me lo agradecerás. Tendrás el rostro como el trasero de un bebé.-dijo emocionada, asustando a Harry, quién negó desesperado con la cabeza.

-Que no.

-Mira que eres cabezota.-rodó los ojos.- No me extraña que seas acuario.

-Al menos no soy leo.

-¿Disculpa? ¿Qué tiene de malo el signo de leo?-se ofendió la pelirroja.

Harry se encogió de hombros.

-Habla.

-Soy demasiado inteligente para un signo de fuego. Me limitaré a guardar silencio, darte la razón mediante gestos corporales y a comunicarme a base de sarcasmo.-contestó, alzando su barbilla.-¿Crees que lo soportarás?

-Estás en una habitación con espejos por todos lados. ¿Tú lo soportarás?-rebatió ella, elevando una ceja.

-Touché.

Noelle rio, llevando su atención a la mascarilla de nuevo.

-Pues huelen de maravilla, que lo sepas.-la acercó a su respingona nariz y se sentó sobre su cama junto a Harry.

-La última vez no se abría y tuve que ponérmela en la mitad de la cara.

-Te juro que esta vez sé cómo ponerla.- se acomodó en su sitio y abrió el plástico, sacando del interior la mascarilla de olor dulce.- Vamos, acércate.

Harry resopló y acercó el rostro, cerrando los ojos hacia su amiga, quién con delicadeza colocó con sus dedos sobre la pura piel del chico, aquel elemento de belleza.

Aquella noche sólo serían ellos dos, como tantas otras veces había sido. Los mejores amigos tocaban la guitarra, hablaban, pedían pizzas y veían películas hasta pasadas las cuatro de la madrugada, atiborrándose de palomitas y cubriendo sus rostros con productos extraños que Noelle guardaba en los cajones de su excusado.

Harry se sentía tranquilo y en paz cuando estaba con Noelle, ella se había vuelto su lugar seguro, haciéndole desear, en algunos momentos, confesarle toda la verdad sobre él. Su mayor secreto, el que mejor guardaba desde que lo había descubierto.

Aunque ya no fuese una sorpresa para él a esas alturas, admitir o pararse a pensar que era homoseuxal, continuaba atrapánolo totalmente desprevenido. En ocasiones resoplaba como si fuese la primera vez descubriéndolo, o como si estuviese a punto de hacerlo público, sus manos temblaban y perdía la capacidad de todos sus sentidos vitales.

Casi parecía un extraño para él mismo.

Harry estaba aterrado.

Tenía miedo de que todos se apartasen de él, de que no lo aceptasen, de que toda su vida acabase en el interior de un retrete, perdida entre las cañerías al tirar de la cisterna, por aquellos sentimientos que con tanto temor guardaba en su interior.

-Listo.-Noelle se apartó, admirando su obra maestra con las manos en alto.

Harry abrió los ojos con calma, pestañeando varias veces en poco tiempo, respirando el aroma a lavanda, y sintiendo aquel material húmedo pegado a su rostro.

sinceramente, tuyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora