⛓11: Aparición

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Sus ojos no apartaban la vista de aquella puerta, tenía ya dos horas esperando, con paciencia y sin prisa, analizando a cada persona que salía y entraba del edificio lleno de cristaleras oscuras, daba igual si eran ancianos, jóvenes o niños, les h...

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Sus ojos no apartaban la vista de aquella puerta, tenía ya dos horas esperando, con paciencia y sin prisa, analizando a cada persona que salía y entraba del edificio lleno de cristaleras oscuras, daba igual si eran ancianos, jóvenes o niños, les hacía un repaso a todo su cuerpo para cerciorarse de que no era alguien conocido.

Estaban escondidos en un callejón desde el cual no se podía ver el coche pero sí se podía ver las dos entradas del edificio, Eros vigilaba la principal y Armando la del parking.

Soltó aire por la boca todavía sin separar la vista de aquella gran y moderna puerta, podía escuchar la respiración acelerada de Armando a su lado el cual no paraba de pasarse la mano por el pelo una y otra vez despeinandolo para luego acomodarlo de nuevo.

Lo miró de reojo preguntándose qué le pasaba, podía hacerse una pequeña idea, no tenía que serle fácil formar parte del plan del asesinato de sus padres. No entendía qué era aquello que lo retenía para matarlos ¿La sangre? ¿Pena? ¿O todavía pensaba que ellos podían cambiar?

—Armando, ¿Por qué estás tan inquieto?

—Llevó mucho tiempo esperando y emm eso, llevo mucho tiempo esperando— respondió con nervios sin mirar los ojos de Eros.

—Estás inquieto desde que llegamos— dijo como una afirmación —Dime lo que te pasa, no te juzgaré.

—¿Y si salen y nosotros no los vemos? ¿Qué pasará si nos descubren? ¿Y si...

—Armando ya— le interrumpió antes de que se pusiera más paranoico de lo que estaba —No pasara nada de eso, está todo controlado, a estas alturas no puedes dejar que algo así te afecte tanto.

—No me afecta— respondió intentando autoconvencerse.

—Haré como que te creo— murmuró golpeando con sus dedos el volante, del bolsillo de su pantalón sacó un pequeño caramelo.

Se lo lanzó a Armando al cual le cayó sobre las piernas.

—Cómetelo, te relajará.

El ojiverde desenvolvió el pequeño dulce y lo puso sobre su lengua saboreandolo, sabía a miel y un poco a limón. Decidió centrarse en el caramelo para dejar de pensar en la futura muerte de sus padres.

No quería hacerlo... por mucho que su parte racional le dijera que lo tenía que hacer, su corazón decía todo lo contrario, que no debía hacer nada, simplemente dejarlo pasar ¿Pero cómo hacerlo cuando lo han hecho sufrir toda su infancia y adolescencia?

"Mataron a los padres de Caleb, el casi hermano de tu amado..." se recordaba una y otra vez sin parar para seguir adelante con el plan.

Observó el perfil Eros el cual tenía la vista clavada en la entrada del edificio, no podía parar de mirarlo, su belleza lo cautivaba a niveles que nunca imaginó, todo de él lo volvía loco.

EROS - [DETRÁS DE MÍ 2] +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora