⛓8: Al día

549 59 5
                                    

La calidez que rodeaba su cuerpo era reconfortante, juraría que tenía diez mantas encima cubriendo su cuerpo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La calidez que rodeaba su cuerpo era reconfortante, juraría que tenía diez mantas encima cubriendo su cuerpo. Un poco abrumado se removió en el colchón ya que tenía mucho calor y necesitaba algo de aire fresco, su sorpresa fué cuando no podía moverse.

Se alertó de inmediato abriendo sus ojos, pero no pudo ver nada más que solo una tela negra frente a él, confundido levantó la vista, el rostro de Armando se hizo presente en su campo de visión.

Ahora lo entendía todo, Armando lo tenía completamente rodeado, apenas podía moverse por su culpa, tenía sus grandes manos alrededor de su cuerpo pegándolo a su fuerte pecho, sus piernas estaban entrelazadas.

Ahora más agusto y sabiendo que estaba seguro se escondió de nuevo en el hueco de su cuello a pesar del calor que sentía, restregó su cara haciéndole cosquillas en el cuello.

Armando se removió por el constante cosquilleo en su cuello, obvio sus ojos perezosamente mirando hacia abajo. Eros estaba durmiendo junto a él pegados como si fueran uno solo, sonrió abrazándolo aún más, no pudo resistirse en darle varios besos en su cabello.

—Armando— susurró medio adormilado.

—¿Si?— le respondió con dulzura, su voz estaba algo más ronca de lo normal al estar recién despierto.

—Me asfixias...

—Ah, perdón— se separó un poco pudiendo ver mejor su cara, el sol le daba en el rostro resaltando aún más su palidez.

Acercó su mano hasta lograr rozar su mejilla, la acarició con los nudillos de sus dedos deleitándose con la suavidad de su piel.

Quería besarlo, estaba tentado a hacerlo, pero no lo haría hasta que Eros lo hiciera primero, no quería que se incomodara o alejarlo de su lado de nuevo.

—Te extrañe estrellita.

—Yo también, no sabes cuanto...— susurró colocando su mano sobre la de Armando.

—La angustia que sentí en ese tiempo era inexplicable, si no te tengo a mi lado no puedo vivir tranquilo, me haces mucha falta.

Eros dejó ver su hermosa sonrisa, aún sin separar sus manos le dio un beso en el dorso, lo miró a los ojos, esas esmeraldas lo volvían loco, eran un pozo de tranquilidad y sosiego.

No hacía falta que le respondiera, su sola mirada expresaba lo que no podía decirle con unas simples palabras, el amor que sentía hacia él era demasiado profundo.

Estiró la mano hasta agarrar el móvil y mirar la hora.

—Son las doce del mediodía Armando, dormimos demasiado..

—Necesitábamos descansar de todo esto, al menos yo, no había noche en la que durmiera tan plácidamente como ahora.

Eros se escapó de sus brazos hasta sentarse en él cama, le acarició el cabello al ojiverde que seguía tumbado con una mano sobre sus muslos.

EROS - [DETRÁS DE MÍ 2] +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora