⛓12: Conversando

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Lo primero que hizo Eros al llegar a casa fué ir dirección a la cocina para buscar a Ana, cuando llegó asomó la cabeza por el marco de la puerta encontrándose a la mujer concentrada escribiendo algo en un trozo de papel

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Lo primero que hizo Eros al llegar a casa fué ir dirección a la cocina para buscar a Ana, cuando llegó asomó la cabeza por el marco de la puerta encontrándose a la mujer concentrada escribiendo algo en un trozo de papel.

Ana al notar su presencia levantó la vista y le sonrió cálidamente.

—Dime Er ¿Necesitas algo cielo?

Eros sonrió enternecido, Ana le recordaba mucho a la calidez que le daba su madre, a veces no podía evitar pensar en lo feliz que fué durante esa época. Daría lo que fuera para volver a verla, sentir sus brazos rodeándole cuando tenía miedo o estaba triste, su dulce voz cantándole hasta que se quedara dormido, aquellas tardes de verano donde salían a jugar al jardín y a cuidar las rosas del pozo...

La recordó con una sonrisa en la cara sin soltar ninguna lágrima, como un bonito y apreciado tesoro.

—Sí, necesito que le digas a Rune, Massimo y Caleb que estén en el salón en diez minutos.

—De acuerdo, voy a darle la lista de la compra a Ramón y les aviso— informó sacudiendo la nota en su mano.

—Gracias Ana— agradeció saliendo de la cocina no sin antes agarrar un paquetito de galletas.

Antes de salir retrocedió sentándose en uno de los taburetes de la cocina mientras se comía las galletas rápidamente, sacó su móvil y revisó algunos mensajes, vió que tenía uno de Caleb de hacía un rato, abrió el chat y soltó una risita al ver una imagen de buenos días con un gatito de fondo.

—¿Eres mi abuela o que?— le respondió divertido.

Se acabó las dos galletas que le quedaban y sacudió sus manos junto a la ropa para limpiar los restos de migas. Tiró el envoltorio a la basura con algo de pereza, con pasos tranquilos salió de la cocina paseando con las manos en los dentro de los bolsillos de su pantalón.

Para subir a las escaleras le tuvo que dar la vuelta a una esquina, cuando lo hizo sintió como algo duro chocaba contra su pecho.

—Pero que...

Bajo su vista hasta encontrarse a alguien sosteniendo una gran cesta de ropa, no podía ver su cara por lo que se quedó quieto en su lugar esperando a que la persona hablara.

Quien sostenía la cesta la bajó un poco dejando al descubierto su cara, Eros frunció el ceño al no haber visto nunca a ese chico castaño y de piel oscura, parecía bastante joven le echaba unos veinte o veintidós, no más...

Debía de ser algún trabajador nuevo de los que le había comentado Ana hace unos días, estos pasaban por una investigación estricta para asegurarse de que no eran ningún topo de los Sly o cualquier otra mafia. Desde que pasó lo de Sandra decidieron tener más cuidado en ese aspecto y sólo contratar a los que eran necesarios y no más.

—Hola señor— saludó el chico con algo de nervios al tener al peliblanco delante de él.

—Y tú eres...

EROS - [DETRÁS DE MÍ 2] +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora