⛓22: ¡Sorpresa!

358 45 34
                                    

Eros suspiró viendo el clima de la ciudad desde su balcón, aún no podía asimilar que todas las personas a las que amaba estaban dentro de su hogar, su madre

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Eros suspiró viendo el clima de la ciudad desde su balcón, aún no podía asimilar que todas las personas a las que amaba estaban dentro de su hogar, su madre... Rosse estaba ahí presente después de tantos años desaparecida, una lágrima traicionera se escapó por uno de sus ojos dejando un rastro frío, recordándole que nada de esto era un sueño.

Apoyó su cabeza en el hombro de Armando el cual estaba a su lado abrazándolo con fuerzas, pasándole su calidez.

El peliblanco estaba agotado del viaje, un día después de encontrar Rosse volaron hacia Los Ángeles nuevamente, ordenó que su madre fuese en un avión diferente para que Rune no se diera cuenta de nada, esto solo lo hizo para que no se volviera loco.

Había estado toda la mañana ocupado, pero al menos ya lo tenía todo listo y planeado. A Daeghel le dejó la tarea de ayudar a la chica del Regazze Fantasiose a salir de ahí, cumpliría su palabra tal y como lo prometió.

Al fin estaba en su mansión la cual ya habían reformado del último incidente, incidente el cual le arruinó la vida y parte de su alma.

Ya había pasado una semana desde que llegaron a su hogar, Eros se aseguró de que su madre no fuera vista por Rune en ningún momento, ella ya tenía el tobillo recuperado, al parecer no era demasiado grave, seguía estando algo delgada y los moretones habían dejado rastro en su piel. Pero todo eso se veía opacado por su gran sonrisa.

Prácticamente todos en la mansión ya sabían de su llegada, de hecho Ana casi se desmaya al verla y no hay día en el que no le lleve la comida a su habitación más apartada de las demás en un pasillo más solitario.

—Eros ya es hora— Armando le sacó de sus pensamientos.

—¿Cómo crees que reaccionará?— preguntó con mera curiosidad.

—Se le mezclarán un montón de sentimientos, es imposible predecir su reacción— suspiró dejándole un beso en la frente.

Eros cerró los ojos al sentir la suavidad en su frente y un leve cosquilleo por su corta barba, miró los ojos verdosos del mayor y sonrió mostrando todos sus dientes, con sus ojitos brillando de felicidad.

No se contuvo y lo abrazó del cuello juntando sus bocas en un beso lento, donde se transmitía todos los sentimientos posibles, un aura de amor los rodeaba atrapándolos en una burbuja de felicidad.

Sus lenguas se buscaron hasta encontrarse y jugar entre ellas creando una pequeña guerra, los dos sonrieron juguetonamente en medio del beso.

Cuando el aire faltó en sus pulmones se vieron obligados a separarse, pero Armando se negaba a soltar al peliblanco de la cintura.

—Tenemos que ir al salón, los demás deben de estar allí— le recordó el peliblanco.

El mayor puso los ojos en blanco dejándolo libre, juntaron sus manos y salieron del balcón para ingresar al dormitorio y así deambular por los pasillos hasta llegar al gran salón.

EROS - [DETRÁS DE MÍ 2] +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora