18- Merlín

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Los parpados le pesaban como si se los hubiesen sellado con concreto, hacia casi 20 minutos que despertó pero no se atrevía a moverse sabia que estaba en algún lado pero ese lugar no era su casa, el ambiente olía a madera húmeda en lugar de a los panques de chocolate que Anne le preparaba en las mañanas, tenía miedo de abrir los ojos y encontrarse con su padre.

Decidió permanecer inmóvil con la esperanza de volver a caer dormido así al menos no tendría que preocuparse de averiguar dónde estaba, el repentino aroma a café y galletas de mantequilla llegando a sus fosas nasales hicieron que sus tripas chillaran de hambre.

-vamos Edward, sé que tienes hambre y también se que despertaste hace un buen rato-

¿Edward? ¿Quién es la persona que lo acompaña? y ¿Cómo sabe de Edward? esa en definitiva no era la voz de Louis y el ojiazul y Liam eran los únicos a parte de él que sabían lo de Edward ¿verdad?

-puedo responder tu pregunta pero primero debes comer algo, llevas 3 días inconsciente y antes de que te lo preguntes, si pequeño, puedo leer tu mente-

El pequeño rizado se incorporo de a poco y tallo sus lagañosos ojos con el dorso de su mano derecha quitando todo rastro de lagaña y sueño.

-¿Cómo sabe de Edward?- no podía contener su curiosidad.

-se que te gusta el café con un poco de leche y con 2 de azúcar, ven a tomarlo antes de que se enfríe-

Harry se puso de pie y sintió como sus músculos se tensaban por estar inmóviles tantos días después de haber huido, camino a pasos muy torpes y débiles hasta la cocina donde un anciano que le recordaba a santa Claus le esperaba a la mesa.

-no chico, yo no soy santa pero si somos parientes lejanos-

Por alguna razón no le sorprendió aquello, bueno después de tener a un hermoso chico de ojos azules encerrado en un espejo en su cuarto realmente ya nada le sorprendía.

-si, si me conoces de hecho no hace mucho que nos vimos estabas con tu amigo el de ojos color miel explorando el bosque-

-¡oh si! Ya lo recuerdo- tomo un sorbo de café, se relajo al sentir el tibio liquido bajar por su seca garganta -pero usted ya me conocía de antes, ¿no?

El anciano soltó una risa escandalosa pero nada incomoda -así es chico, te conocí cuando aun eras Edward un brujo cargado de dones-

-¿Cómo es que ha vivido tantos años?-

-¿es acaso que no sabes quién soy?-

El rizado se limito a alzar sus hombros a manera de respuesta mientras disfruta del festín de galletas.

-ya veo que no, bueno hijo pues yo soy Merlín-

La taza de café se le cayo de las manos quebrándose al golpear el suelo de madera esparciendo el amarronado liquido por sus pies, nuevamente el viejecillo rio escandalosamente.

-tranquilo que no pasa nada, reaccionaste mejor de lo que esperaba la mayoría solo creen que soy un mito-

-siempre creí que era solo un personaje de una película infantil, señor déjeme decirle que me siento impresionado y honrado de estar ante usted-

-vaya que no haz cambiado a pesar de los siglos Edward-

Un sonrojo le tiño las mejillas levemente, para Harry era grato saber que su personalidad seguía muy apegada a Edward porque entonces si William amó a Ed, Louis lo amaría a él.

-señor, disculpe el atrevimiento pero siendo usted el inmaculado mago Merlín debe de saber cómo ayudarme-

-claro que lo sé- dijo el mago mirando su reloj de bolsillo -pero antes de que preguntes otra cosa debes tomar un baño y cambiarte de ropas, ya vienen-

Harry quiso preguntar "¿Quién viene?" pero el mago simplemente desapareció ante sus ojos. Se puso de pie para buscar el baño sí que quería y necesitaba asear su cuerpo.

Recorrió la casa hasta que dio con el baño, dentro había una tina con regadera y sobre la tapa del inodoro una cesta con jabón, un sácate, champo, una toalla y ropa limpia.

Al cabo de casi media hora salió del baño limpio y cambiado, sus rizos estaban ahora perfectamente definidos y con un agradable aroma a chicle, camino de regreso a la sala donde había permanecido inconsciente los últimos días en busca de Merlín y efectivamente ahí se encontraba solo que el mago tenía compañía de alguien más.

-¡¿LIAM?!-

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