capitulo 32

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Finn se sentó lentamente frente a una nerviosa Quinn. Sabía que en cualquier momento iba a explotar, pero se estaba controlando bastante. La miró fijo a los ojos.

—¿Y bien? —inquirió ella nerviosa.

—Quinn lo siento...

—¡Lo sientes! —exclamó —¿Es lo único que vas a decir?

—Traté de decírtelo miles de veces Quinn. Pero siempre evitaste el tema...

—¡Aaaah, y por eso ahora soy la cornuda más grande de todo el condado! —casi gritó.

—Te voy a pedir por favor que no grites —dijo él —Lamento que esto tenga que ser así, Evangelina... Pero estoy enamorado de Rachel.

—¿Acaso no te das cuenta de que ella va a cansarse de ti Finn? —le preguntó reteniendo un par de lágrimas —No eres nada para esa mujer. Eres poca cosa. Un simple peón. ¿Acaso vas a vivir de ella dentro de par de años? O mejor dicho, ¿Acaso vas a aceptar irte a la cuidad detrás de ella? Porque ella no va a quedarse en este mugroso lugar para siempre...

Él se puso a pensar en aquello. Sacudió la cabeza. En ese momento aquello era lo que menos importaba. Fueran como fueran las cosas, él ya no podía seguir con Quinn. 

—No sé lo que va a pasar Quinn —dijo mirándola fijamente a los ojos —Pero lo nuestro se terminó. Ya no puedo seguir mintiéndote. 

—Bien —aseguró ella mientras se ponía de pie —Espero que no te arrepientas. Yo no estaré esperándote cuando ella te de una patada...

—Quinn...


Ella salió de allí rápidamente. Finn dejó la cabeza entre sus manos, mientras maldecía por lo bajo. Si, había hecho muchas cosas mal. Pero sabía que eran muy necesarias. Soltó un suspiro y se puso de pie. Por ahí dentro de unos días podría hablar perfectamente bien con Quinn y quedar como amigos. A pesar de muchas cosas, la apreciaba. 

Se puso de pie y se acercó al refrigerador, para buscar un poco de agua. Se sirvió en un vaso y se sentó a tomarlo. Comenzó a pensar. Ahora Quinn y él eran completamente libres para poder expresar lo que sentían.

Sonrió levemente y luego apretó los labios. ¿Qué iba a hacer ahora? Podía buscarla y llevársela a algún lugar. Entonces lo recordó. ¡Podía llevarla al valle! 

Miró la hora y apenas eran las 5 de la tarde. Aun tenía tiempo. Si... al fin iban a poder estar solos y tranquilos.

Estaba por salir de la cocina cuando la puerta se abrió y Cameron entró. Finn alzó ambas cejas al ver el rostro alegre del rubio.


—¿Qué pasó? —le preguntó.

—Sacamos al carilindo ese de aquí y... le pregunté a Brittany si quería ser mi novia...

—¿Y qué te dijo ella?

—Me dijo que... no

Finn se sorprendió. ¿Ella le había dicho que no a Cameron ¿Luego de todo lo que habían pasado, ella le había dicho que NO?

—¿Te dijo que no? —preguntó sin poder creerlo.

—¡Mentira! —rió Sam, haciendo que Finn frunciera el ceño —¡Me dijo que si! ¡Maldita sea, tengo novia! 

Finn soltó un suspiro y sonrió. Su primo parecía un niño. Tenía aquella boluda mirada y los ojos le brillaban. Se preguntó si él mismo se veía así cada vez que estaba cerca de Rachel.

salvaje (Adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora