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El chico sin privacidad

Academia Privada Hyakkāou
Sala de la Vicepresidencia

Agosto|Lunes 27|11:00 a.m.

Cartas a un lado, fichas al otro, y algo que ya no era común sucediendo en aquella sala. Mary no había dicho nada ya que esperaba que se tratase de una cuestión de apariencias, algo más de lo usual.
A pesar de ello, ya iban terminando aquel amistoso juego de pesca y Ririka en ningún momento se había despojado de su tétrica máscara. Su estado de ánimo también daba mucho qué desear –había hablado cortante desde que se encontraron.

   "Muy bien... vas a decirme lo que te sucede, ¿o quieres que sea como la última vez?"

   Probablemente Ririka se estuviera preguntando porqué Saotome no había dicho nada sobre ello. Llevaban jugando desde hace veinte minutos –después de que Mary insinuara que estaba aburrida– y ni si quiera habían pensado en practicar para la apuesta. Estaban gozando del ocio, pero alguien más incómoda que la otra.

   — Tienes un tres —usualmente debería preguntarlo, pero al ya ser el fin del juego, era bastante probable que fuese así. Las probabilidades de que el mazo entre ambas tuviera lo que necesitaba era del treinta y cuatro por ciento.

   Sin decir nada, Ririka sacó de su mano un tres de corazones. Justo el que le faltaba a Saotome, quien lo tomó, pero sin regocijarse en su pequeña victoria.

   —Hoy traes un ánimo bastante contagioso —tomó la carta y echó su última mano a la mesa.

   —Lo lamento —habló tras aquel modificador. Su voz robótica fue aún más lóbrega de lo usual—. Me siento algo cansada, es todo.

   — Y la máscará qué —habló en reproche—. Sabes, realmente no me importa el verte ojerosa.

   Se recostó en la silla, cruzada de brazos y mirando fijamente a ambas fosas oscuras y cóncavas con intriga.
Momobami no respondió, no se inmutó. La rubia no sabía si era correcto también el enojarse con ella. Sus últimos estados de ánimo habían sido tan extraños que, podía pedirle incluso que se sincerara, y ella podía asentir, pero parecía no hacerlo de todas maneras.

   "Seguro que has estado llorando."

   — Estoy algo cansada de repetírtelo todo el tiempo, ¿sabes? —indicó sobándose la nuca—. Aún así, lo que séa que esté pasando entre tu hermana y tú se ve que te tiene así, y eso me preocupa.

   Sin respuesta. Saotome se levantó de su silla para acercársele.

   — Yo... Lo sé. Y te lo dije la semana pasada.

   — ¿Eso de que si no lo puedes controlar me lo dirás?—asintió con la cabeza, ahora encontrándose más cerca—. Pues eso espero.

   Inclinó la cabeza hacia un lado como un cachorro, observando aquella máscara blanca con curiosidad.
Sin pedir permiso, Mary tomó el objeto desde la zona de la barbilla, haciendo que Ririka se tensara a su vez.

   —¿Qu-Qué haces? —a pesar de los nervios, no dudo en detener su mano.

   — Te he dicho que no me molesta verte con la cara trasnochada. Además, ya es hora que que mates ese maldito hábito de usar esta porquería —dijo en su tono altivo. Insistió en removerlo, pero la rubia platinada apretó con más fuerza su mano—. ¡Ugh! ¡Ririka!—insistió con más fuerza.

   —¡Ma-Mary! ¡No!

   Mary pensaba que si debía sacárselo a regañadientes, así sería. Ya se habían visto el rostro de distintas formas varias veces. Debían confiar la una en la otra hasta en lo más pequeño. De otra forma de qué serviría todo lo aprendido si no forjaban un vínculo real de confianza.

YOUR NASTY CUTENESS | Kakegurui Fanfic [Mary Saotome x Ryota Suzui]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora