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Al día siguiente, Seungmin había pedido ese día como libre al despertar en el baño vomitando bilis y con un preocupado Jisung llamando a Felix para avisar que Seungmin no podía ni levantarse.

Seungmin lloró nuevamente, pero esta vez por el característico dolor estomacal que causaba la misma enfermedad que siempre le daba cuando niño.

Gastroenteritis.

Retorcijones estomacales que llevaban a la desesperación y vómitos incontrolables que lo dejaban totalmente exhausto. Jisung se había saltado sus clases en el instituto para asistirlo. En esos momentos, Seungmin agradecía que la señora han haya dejado que Jisung se mudara con él al otro lado de la ciudad, si no ahora mismo sería hombre muerto.

─Tranquilo, Minnie, traje una infusión de peumo y un poco de medicamento. ─Sintió las suaves manos del peligris en su cabello transpirado por el esfuerzo de aguantar el dolor, e intentó enderezarse lo suficiente para recibir el asqueroso medicamento que Jisung le ofrecía en una cuchara. Se la metió a la boca y tragó la asquerosa y fuerte sustancia lo más rápido posible, antes de sentir como Jisung retiraba la cuchara de su boca y reemplazaba por la bombilla de metal que tenia la taza. Succionó débilmente, sintiendo el -ahora amargo- liquido caliente pasar con menor dificultad el medicamento.

Luego de que Jisung le diera aquella infusión y un par de caricias para calmarlo, cayó dormido y completamente agotado siendo recién las nueve de la mañana.

Cuando despertó, suspiró al sentir los retorcijones mucho más soportables que antes y las nauseas ya habían desaparecido por completo, ya no tenía nada más que vomitar, no había comido alguna cosa en todo el día y según su teléfono, eran las dos de la tarde.

Revisó su mensajería entre quejidos antes de que Jisung se diera cuenta de que estaba despierto. Y para su suerte, tenía un mensaje de cierto rubio que le había estado ignorando.

Sam:
Seungmin
Yeji me dijo que estabas enfermo
¿Cómo estás? ¿Qué tienes? ¿Necesitas algo?

Se lo había enviado hace un par de minutos, y tuvo la mala suerte de que Hyunjin se conectara mientras leía los mensajes, y comenzando a escribir de nuevo.

Sam♡:
¿Estás muy mal?
Me preocupa lo que sea que te haya pasado.

Seungmin frunció el ceño. No estaba para nada de humor desde ayer, menos ahora que lidiaba con su propio cuerpo. Así que moviéndose torpemente, sujetó con dos manos su teléfono y tecleó un par de veces para responderle.

Yo:
Estoy bien.

Quiso dejar su teléfono para avisarle a Jisung que ya estaba despierto, pero volvió a vibrar antes de que lo soltase. Por lo que con un suspiro, volviendo a desbloquearlo.

Sam♡:
Está bien, lo siento, perdón
No te hablé estos últimos días pero tengo mis razones y juro que te las voy a decir mañana
O cuando te sientas mejor, no quiero que vayas a la cafetería si es que te sentís muy mal
Te quiero, Seungmin

Seungmin gimió de dolor al ver el mensaje, no sabía si fue la enfermedad o su nerviosismo lo que causó aquello, pero inevitablemente sus mejillas enrojecieron ante eso.

Sintió las pisadas de Jisung cerca, por lo que bloqueó el teléfono e intentó incorporarse entre quejidos. Por la puerta apareció el peligris con una pequeña bandeja en mano, sonriendo cuando se dio cuenta de que su mejor amigo estaba despierto y viviendo. Dejó la bandejita a un costado de la cama, Seungmin dándose cuenta de que eran simples masitas con mermelada de frutilla.

—Hey, ¿Cómo estás? —Seungmin asintió, y ante eso, Jisung tomó una de las masitas e intentó colocársela en la boca al castaño. El menor hizo una mueca, no sentía nada de apetito, y su estómago amenazaba con expulsar todo lo que quedaba allí -que no era nada- con tan solo el olor de la mermelada.

Odiaba estar enfermo, ya que no le pagaban los días libres, no quería ir a gastar dinero a urgencias en algún hospital y para colmo, ahora tendría que esperar aun mas a lo que Hyunjin deseaba decirle.

Al recordar al rubio, una pequeña sonrisa surcó en sus labios, él le había dicho que le quería, ¿No? Y Seungmin tenía la esperanza de que no fuese de forma amistosa, aparte de que conocía lo suficiente a Hyunjin como para saber lo que decía en serio y lo que no.

Hyunjin le quería, era una buena señal, o al menos eso esperaba.

Sintió de pronto la masita en la boca, Jisung se la había metido en la boca mientras se encontraba entre sus pensamientos, y gruñó ante lo mal que se sintió al tragarla.

Bueno, al menos durante esos dos días que eran los peores, bajaría 3 kilogramos de peso y estaría más delgado.

Felix le llamó al día siguiente, cuando todavía estaba en cama para contarle lo mal que lo trató la castaña, y un par de cosas más para alegrarle la mañana.

Sus energías estaban por el suelo debido a que había vomitado lo poco que Jisung le había dado ayer por la noche, por lo que, cuando Felix terminó la llamada, durmió todo el día con tal de evitar el dolor y los aromas de cualquier cosa que lo rodeaban.

Jisung le despertó a las 5 de la tarde para darle medicamento y algo de arroz blanco con otro par de masitas con mermelada. Y cuando Seungmin terminó de meter la última cucharada de comida a su boca, fue cuando el peligris le dejó solo una excusa de que debía estudiar.

Revisando sus chats y notificaciones de twitter e instagram, vio el pequeño mensajito de Hyunjin que le había dejado a la hora del almuerzo.

Sam♡:
¿Cómo te encuentras hoy, Minnie?
Espero que bien
Hoy debía explicarte todo, pero no te alarmes, cuando vuelvas recuperado a la cafetería, paso por vos

Seungmin se mordió el labio inferior, negando con la cabeza y mirando por la ventana el bonito sol que había y el viento fresco volar todas las hojas de los árboles que ya empezaban a caer.

Hyunjin definitivamente le gustaba, y mucho.

for me ☆ h.mDonde viven las historias. Descúbrelo ahora