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Seungmin se sobresaltó al sentir la puerta de salita de empleados ser abierta y cerrada en un segundo detrás suyo. Su turno había terminado ya alrededor de las 4:30, y realmente le dolía el estómago tener que comprar aquella pizza, pero todo para que al menos Jisung se calmase un poco y no le fuera a contar a media mundo -Felix-. Pero al parecer, sus planes se veían un poco frustrados, y no sabía de si buena manera o mala manera.

Giró su cabeza un poco, abriendo los ojos al ver a Hyunjin sonriéndole socarronamente apoyado en la puerta de la sala de empleados, y obstruyéndola con su cuerpo, al mismo tiempo de que cerraba el pestillo con una de sus manos que tenía detrás en la espalda.

—¿Q-qué haces aquí? —Preguntó informalmente, sintiendo algo de pánico con el hecho de que alguien podía intentar entrar a la sala de empleados.— ¿Cuándo llegaste? —Volvió a preguntar, recordando que Yeji ya había salido al mediodía de la cafetería.

—Hace cinco minutos, te estaba esperando afuera pero... te vi entrar aquí y me escabullí por la cocina hasta aquí. —Hyunjin rió, como si hubiese hecho una pequeña travesura.— Fue bastante fácil, las dos chicas que estaban al frente estaban demasiado ocupadas y tu amigo en la cocina estaba de espaldas. —Le explicó al castaño, antes de apartarse de la puerta y dar un par de pasos cruzando la sala hasta estar frente a Seungmin.

Algo que amaba Seungmin, en secreto, era la diferencia de estatura entre Hyunjin y él. El rubio le sacaba una cabeza completa y le era completamente cursi y tierno apoyar su cabeza en el ancho hombro de Hyunjin, que él tuviese que agacharse para besarlo o él mismo tener que colocarse un poquito de puntitas. Odiaba su estatura en muchos casos, pero si se trataba de Hyunjin, la amaba, y Hyunjin también parecía hacerlo.

Se dio vuelta, dejando su bolso nuevamente colgado y llevándose uno de sus dedos a la boca para morderlos. Enseguida, Hyunjin enganchó sus dedos en las cintas del cinturón de su pantalón y jaló hacia si mismo, atrayendo a Seungmin a su pecho con un chillido. Luego, desenganchó sus dedos del pantalón de Seungmin y dejó reposar sus manos en la cintura de este mismo, acunando esa pequeña curva por sobre la ropa.

—H-hyunjin hyung. —Susurró Seungmin, mordiéndose la uña y mirando por sobre su hombro, la puerta cerrada. Sabía que nadie podía entrar, pero aún así estaba ese miedo en la boca de su estómago de que Felix o sus compañeras llegaran e intentaran abrir.

Hyunjin cerró los ojos, y apoyó su cabeza contra la de Seungmin con una sonrisa tranquila y cerrada, sintiéndose en paz. Durante aquello, Seungmin detalló en su rostro mientras chupaba su dedo. La piel de Hyunjin era suave y blanca, las pequeñas arruguitas que se formaban a los costados de los ojos cerrados de este mismo y como sus largas pestañas rozaban sus pómulos, las mejillas algo rechonchas y abultadas por la suave sonrisa y aquella nariz que ahora se rozaban con la suya en un pequeño besito esquimal.

Seungmin se podía derretir en este momento, dejó caer sus dos manos en el pecho de Hyunjin, cerrando suavemente sus ojos y dejándose cautivar por la agradable tensión que recayó entre ellos. El perfume de Hyunjin se escabulló por su nariz y se sintió tan cómodo, tan en casa, sentir la cálida respiración de Hyunjin en sus mejillas le calentó el pecho. Ronroneó suavemente ante las caricias en su espalda baja y se dejó llevar por Hwang Hyunjin en su totalidad.

El rubio tenía tanto poder sobre él, podía controlarlo como un títere y no iba a negar que le daba algo de miedo ser tan influenciable de alguien. Pero todo lo que hacía, todo lo que Hyunjin le mostraba y le hacía sentir le quitaban ese miedo y lo reemplazaban por ganas de besar al mayor hasta cansarse. Y tomando la delantera, se impulsó un poco hacia arriba y buscó los labios de Hyunjin con algo de hambre.

Al impactar contra estos, soltó un jadeo ahogado y comenzó a moverlos suavemente, sin intenciones de subirle de tono y tampoco quedar sin aire. Un simple choque de labios que expresaban todo lo que estaba sintiendo en ese momento.

Sintió a Hyunjin apretarle más contra si, como si en cualquier momento él fuera a desaparecer, y Seungmin se sintió tan seguro entre sus brazos, tan feliz.

Recordaban esos días en donde soñaba con tener los brazos de Hyunjin alrededor suyo, y ahora que los tenía, no quería separarse de aquellos nunca más.

Se separó luego de unos segundos y abrió los ojos con una sonrisa brillante, encontrándose con los maravillosos orbes de Hyunjin mirarle como si fuese un tesoro.

—Bueno, creo que nos estamos adelantando mucho en esto. —Seungmin soltó una risita, relamiendo sus labios.

—¿Te molesta? —Preguntó Hyunjin, con la ceja arqueada.

Seungmin entrecerró los ojos, antes de darle un pequeño beso.

—Nop, para nada. —Hyunjin rió y volvió a rozar sus narices.

—Te extrañé mucho esta noche, no podía esperar a besarte de nuevo. —Le confesó el rubio, abrazándole por completo esta vez, enredando sus brazos por detrás de la espalda baja de Seungmin.

El castaño apoyó su cabeza en el hombro del más alto, dejando pequeños garabatos por el pecho de este sobre la tela y cerrando sus ojos a gusto por la sensación de cariño que Hyunjin le transmitía.

—Mmhm, me di cuenta, te metiste a mi trabajo y me encerraste acá. —Bromeó, y se llevó un resoplido de Hyunjin quien le miró de reojo.

—Claro que si, te dejé incapacitado de escapar, ¿Cierto? —Seungmin asintió, y Hyunjin soltó una risa mientras se giraba sin soltar a Seungmin para recoger sus cosas.— Te voy a robar por un par de horas, vamos.

Bueno, Jisung jamás obtuvo su pizza de queso ni su juego de disney.

for me ☆ h.mDonde viven las historias. Descúbrelo ahora