Había una vez una comunidad de luciérnagas que vivía en un bosque tailandés. Concretamente, en el agujero del árbol más anciano del bosque: un árbol lampati. Allí las luciérnagas se refugiaban durante el día, y por la noche, salían a iluminar el cielo. Todas, menos una pequeña luciérnaga que nunca quería salir.
Su familia estaba preocupada, porque por más que lo intentaban, no había manera. Cada noche, la pequeña luciérnaga se quedaba escondida en el lampati, esperando el regreso de todas las demás.
Una noche, la abuela de la pequeña luciérnaga se quedó con ella.
– ¿Por qué no quieres salir con nosotras?- le preguntó.
– No me gusta volar- respondió ella.
– Pero... si es lo que mejor haces. Te he visto muchas veces volar a plena luz del día...
– Bueno... es que en realidad... Me da vergüenza salir con mi diminuta luz y que me vea la luna. Ella es tan grande, tan luminosa... ¿Qué importa si salgo o no salgo yo?
– Pero pequeña, ¿acaso no sabes que la luna a veces no ilumina apenas nada? Como no sales de noche, no la has visto, pero muchas veces está pequeñita. Como si alguien le hubiera dado un gran mordisco... Hay días que ni podemos verla. Está totalmente apagada, y nos deja a nosotras todo el trabajo. Y te contaré un secreto, entre tú y yo... la luz de la luna no es suya... ¡es prestada!
– ¿En serio? ¿Y quién se la deja?
– Se la deja el sol. En cambio, tu luz es tuya, y siempre brillará con la misma fuerza. La noche te necesita y te espera.
La pequeña luciérnaga sonrió y armándose de valor, salió tras la estela de su abuela. Esa noche, la pequeña luciérnaga se llenó de orgullo. Al fin entendió que cada cual debe mostrar al mundo su luz interior, sin miedo ni vergüenza.
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La luz interior ilumina el mundo: Los dones que cada uno tenemos en nuestro interior es esa luz que la pequeña luciérnaga no podía compartir, por miedo a ser pequeña. Se comparaba con la luna, creyendo que sería muy 'poca cosa' a su lado. Sin embargo, entendió que la luz de la luna no era suya, y que cada día cambiaba. Su luz, sin embargo, nacía del interior y siempre brillaba con la misma intensidad. Su luz era capaz de iluminar la noche, y era tan valiosa o más que la luz de la luna. Pero, ¿qué simboliza esa luz interior de la pequeña luciérnaga en las personas?
Dónde está nuestra luz interior: La bondad, la felicidad, la amabilidad, la autenticidad... el amor. Todos estos valores que nacen de nuestro interior, y esa honestidad con nosotros mismos, se convierten en una luz especial, intensa, que lo ilumina todo a nuestro alrededor. Cuando alguien dice de otro 'tiene una luz especial', es porque brilla sin miedo al qué dirán. No teme en mostrarse tal y como es y en compartir sus dones con los demás. Ese cantante que canta desde el corazón... ese poeta que se desgarra al escribir. Todo esto es lo que nos hace brillar: compartir con los demás nuestros más valiosos tesoros.
«Compartir con los demás nuestros pequeños tesoros interiores, nuestros dones, es lo que realmente nos hace brillar»
No dejes que el miedo te frene: La pequeña luciérnaga no quería salir por las noches por miedo a quedar en ridículo. Admiraba a la luna y al compararse, se veía pequeña, muy pequeña, e insignificante. Sin embargo, ese miedo es el que la impedía crecer y disfrutar de la vida. Mientras que el resto de compañeras se divertía cada noche iluminando al mundo, ella seguía escondida, agazapada.
El miedo a 'fracasar', a 'hacer el ridículo', se convirtió en el peor enemigo de la pequeña luciérnaga. Solo en el momento en el que venció al miedo, pudo disfrutar y ser feliz. Sí, el miedo y la baja autoestima nos impide ser felices y disfrutar de cada minuto de la vida. Pero también impide a los demás contemplar nuestra luz y beneficiarse de ella.
Compartir para ser feliz: La pequeña luciérnaga al fin comprendió que debía compartir su luz interior con los demás. No solo por su propia felicidad, sino porque su luz además iluminaba la noche. Su luz hacía bien a los demás, era útil y necesaria. Conseguía disipar la oscuridad. Aunque la luz era mucho mayor junto a la de las demás luciérnagas, y es que la unión, ya sabes, hace la fuerza. Juntas, todas esas pequeñas luces interiores se hacían realmente poderosas.
«El miedo al fracaso o a no ser lo suficientemente valiosos, nos anula y evita que podamos ser felices»
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Penny: Hola estrellitas 😁
Espero que se encuentren muy bien y espero también que me perdonen por desaparecer ayer 😔
Tuve...unos problemas...pero ya estoy mejor y de regreso 🙂
Espero que les haya gustado y también los espero (y me esperan) en un próximo capítulo 🤗
☁️🌈Continuará🌌🌟
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☁️🌈 Historias con reflexiones🌌🌟
De Todo[EN EDICIÓN] Aclaración: Al principio encontrarán una historia de un mundo que me inventé cuando estaba pequeña y cada lugar tiene un significado especial para mí. También hay historias, cuentos, leyendas y fábulas con un mensaje especial, pero esta...