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LIZBETH

—Así no es como pensé que iniciaríamos tu tutoría—dije.

—Es lo que necesitas enserio, agradécemelo después.

Contexto: estamos en lo de una costurera, yo con el uniforme puesto y Erick atrás de mí con los brazos cruzados diciendo que tanto subir la bastilla de mi falda escolar, mientras dicha costurera me ponía un sinfín de alfileres.

—Yo creo que ya está bien ¿no? —dije al ver el nivel que pedía Erick.

—No, —decía él—entre más enseñes mucho mejor, un centímetro más arriba ¿para cuando me los puede tener señorita?

—Es bastante fácil pero para hacerlo con calma denme tres horas.

—Vale te lo dejo pagado—dijo sacando su cartera.

—No déjalo toma dinero de mi cartera, está allí. —dije señalándosela, atrás de su asiento.

—Insisto, tu pagas la próxima. —dijo sin más.

—Bien ya tengo las medidas si se lo puede quitar, ahh con cuidado por favor. —dijo la chica.

—Gracias, si. —dije.

Me metí en el lugar detrás de las cortinas en que tenían para cambiarse y dije —¿Y ahora para donde Coach Erick?

—No me llames así. —dijo.

—Ok. —dije.

—Pero ya que tenemos tres horas ya sé a dónde llevarte, las tres horas nos van perfecto. —dijo seguro.

De repente estábamos enfrente de una estética y ahí si es que me dio miedo.

—No voy a entrar ahí—dije al verlo entrar.

—Pero que, ¿por qué?

Di dos pasos atrás y negué con la cabeza.

—¿Pero que tienes? —preguntó.

—Ya te dije no me voy a cortar el pelo super pequeño, o teñírmelo de algún color fluorescente...

—Ya lo sé—dijo abriéndome la puerta.

—¿Y entonces? —pregunté

—Vale ¿confías en mi?

—Mmmm. —termine diciendo.

—Que falta de respeto, —dijo tocándose el pecho— vamos y te prometo que no van a hacerte nada que no sea previamente aprobado por ti ok.

Yo no era ninguna cobarde pero sí que estaba algo nerviosa.

Adentro me analizaron el pelo como el profesor de Química analiza un matraz de alcalinos con otro neutro y me lo peinaron en todas direcciones, el chico que me analizaba estaba en plan, moviendo la boca en todas direcciones hasta que dijo:

—Tienes suerte una clienta no pudo llegar hoy, —agarro un mechón y dijo—tienes una buena base pero el pelo lo tienes disparejo y muy seco, ¿qué usas para lavártelo?

Al decirle la marca que usaba sólo negó como si mi cabello fuera prisionero de guerra y yo quién había dado la orden de su ejecución.

—Quiero, —dijo Erick, pero me le quedé viendo.

—Queremos—recalcó— algo relajado y que se pueda peinar, que se mantenga el largo como ahora en uno o dos colores más claro.

—Te quedarían genial un arreglo de mechas.

Negué mucho.

—Nada de colores extremos hoy ok. —dijo Erick.

—Por lo que veo tu cabello es extremadamente virgen. —dijo el estilista.

MI COACH DEL AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora