El sonido de la alarma comenzaba a aturdir los oídos del castaño, que se removía entre las sábanas tratando de ignorar el sonido, hasta que no pudo más. Con mucha dificultad trató de enderezarse, para ver a su superior aún dormido como si de un bebé se tratase ¿No se suponía que él debía dar el ejemplo?
—Enfermero Min—se acercó a su compañero de habitación con el fin de despertarlo—Ya son las 6:30 am, ¿No debemos ir a desayunar?
—Mm, no me molestes—le dio la espalda, para ponerse más cómodo.
—Enfermero Min.
Trató de llamar su atención una vez más, pero el chico hizo caso omiso y siguió durmiendo plácidamente.— Supongo que aún tenemos tiempo, iré a dormir nuevamente.
Su parte trasera estaba por tocar la suavidad del colchón, cuando el sonido de unas manos golpeando frenéticamente la puerta, hicieron que ambos chicos saltaran del susto. Incluso, el antes nombrado se levantó de golpe y dejó su sueño de lado.
—¡A despertarse flojos, ya amaneció!—gritó una voz, acompañada del sonido de una campana.
Mientras ingresaban al comedor, la mirada del castaño no se despegaba de su superior. Era su primer día y no quería cometer algún error garrafal, el director le había indicado que Min se encargaría de guiarlo e indicarle cómo funcionaban las cosas en aquella famosa Escuela de Enfermería.
Había sido un privilegio haber podido ingresar ahí, aquella oportunidad que se le había dado, no podía ser desperdiciada. Las trasnochadas que dio estudiando, habían valido la pena. Le habían otorgado la tan ansiada beca y le pagarían los estudios.
—Niño, si me sigues mirando me gastaré—le dijo su superior sin quitar la mirada de su comida.
—Oh, y-yo lo siento tanto...
—Tranquilo, se que soy guapo y nadie se resiste a mis encantos—dijo presumido—Pero deberás acostumbrarte a ver este rostro, ya que nos veremos a diario.
Le guiñó el ojo y por primera vez desde que se conocían, sonrió dejando ver sus encías. Estaba muerto de la risa al ver aquel niño con ojos de bambi, rojo de la vergüenza. Le hacía mucha gracia, aunque también lo hacía querer poder cuidarlo.
El otro por su parte estaba tan avergonzado con su superior, aunque también aliviado de que fuera de ese rostro aparentemente serio, existiera un ser con buen sentido del humor. No era malo después de todo.
Luego, desvió la mirada al reloj que traía en la muñeca y se puso de pie—Ya es tarde, debemos irnos.
Al castaño no le quedó más que asentir y seguirle el paso, aunque para su mala suerte no había terminado su desayuno. En pocos minutos, llegaron a una especie de sala en donde habían varios enfermeros reunidos.
—Buenos días, llegan tarde—dijo uno de ellos, que lucía muy alto—Seguro te quedaste dormido, ¿No es así, Min?
—Lo siento, estaba muy cansado—se excusó.
—¿Y quien es él?—preguntó otro chico que estaba a su costado. Este era incluso más alto que el anterior.
—Es Jeon Jungkook, un nuevo estudiante.
El castaño ahora seguía a Yoongi, quien lo guiaba por los pasillos, aunque el día anterior ya había hecho un tour por el lugar. Ambos llevaban un carrito con bandejas que contenían el desayuno para los pacientes.
El Hospital Grandchester, se encontraba unido a la Escuela de Enfermería, que llevaba su mismo nombre. Esto permitía que sus estudiantes pudieran practicar, y tener experiencias más completas en cuanto a su carrera. Su horario, estaba clasificado en clases y actividades que tenía que realizar en el hospital.
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𝙗𝙧𝙤𝙠𝙚𝙣 [ 𝙩𝙖𝙚𝙠𝙤𝙤𝙠 ]
أدب الهواةEl primer día de Jungkook en la famosa Escuela de Enfermería Grandchester se convierte en un desastre, tras conocer a un paciente algo especial.