Azul y negro

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El motor del auto encendió, Jack subió las lunas de este, miro hacia el asiento de atrás donde yo me encontraba echada o al menos lo deduje por el sonido que hizo.

-Estás bien-preguntó

-Bueno dejando de un lado el hecho de que no puedo ver, supongo que si todo está en su lugar-dije mientras me acomodaba la gaza que me habían puesto en los ojos

Jack soltó una leve carcajada para luego abrir su ventana- Bueno... esto...disculpa por golpearte tan fuerte en la cara-dijo incómodo

-No te preocupes, la anterior vez que me involucre contigo me rompiste el brazo-dijo Scott

Jack soltó una carcajada- Ah, qué recuerdos-dijo con algo nostalgia

-Si lo peor es que aun así me cobraste los 50 mil dólares-dijo Scott algo enojado

-Son daños colaterales, además el precio era muy barato para lo que hicimos y miralo por el lado positivo, esta vez solo te salió media cara morada

<<Si pero la diferencia es que esta vez tú le pediste un favor>>-pensé mientras me reía un poco

-Quizás la próxima vez solo me cueste un solo rasguño-dijo Scott con cierto tono irónico

-Bueno, entonces solo tiene que tomar las pastillas y ponerse las cremas cada 2 horas y estará bien para mañana ¿no?

-Sí, solo tiene que ser constante en eso y mañana podrá ver como nuevo...bueno si eso es todo, me despido, cuídate bruja- dijo Scott

-Cuídate Scott y gracias por apoyarme, quizás la próxima vez que me ayudes no me dejes ciega

En ese momento el auto arrancó y se dispuso a salir del lugar

-Muy bien, ahora pensemos en que mentira sería la más adecuada para contarles a tus amigas

La oscuridad noche por fin había cubierto  con su negro velo el cielo de San Francisco, el sonido de los autos se había intensificado, lo que indicaba que ya era la hora punta y las personas regresaban del trabajo a sus casas.

<<Si Jack estaba en lo correcto, entonces  debería comenzar a ver raro a partir de la noche >>

Con un poco de miedo y cierta pisca de curiosidad de mi ser, me atreví a remover la gaza de mis ojos y a abrir los ojos lentamente. En un principio creía que vería todo distorsionado como si me hubiera metido un par de pastillas raras, sin embargo no veía nada, todo estaba oscuro.

<<Mierda>>

Tire mi gaza contra el piso y me volví a acostar.

<<Y si me quedó ciega para siemp...>>

Algo muy extraño interrumpió mi rabieta, un punto azul, un punto azul que estaba pegado en mi techo, o al menos en lo que suponía que era mi techo.

-¡Que mierda!-grite mientras me levanté de forma espontánea, debido a mi condición no pude notar que al momento de levantarme tire algunos frascos que suponía que se encontraban en mi cómoda.

Una de las chicas entró a la habitación rápidamente

-Mierda Kat ¿Estas bien?-dije Erika con un tono bastante asustado

-¡Erika! ¿Eres tú?-dije algo exaltada

Solo podía notar una enorme esfera azul que se encontraba en la misma dirección de dónde provenía el sonido de la voz de Erika, mirando de manera más detenida me di cuenta de que no solo era una esfera azul estática, si no que se movía ligeramente y botaba una especie de llama azul, como sí

La Maldición escarlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora