Los cazadores de la luna roja

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Luego de salir de la cafetería convencí a Jack de que me acompañase a casa, quizás no es la mejor idea que se podría ocurrir ya que cuando llegue, Maureen, Jenny, Allison o Erika comenzarían a hacerme preguntas sobre Jack, cosas que ni siquiera se acercarían a la verdad, pero no me importaban. Jack accedió a acompañarme hacia mi casa, el camino iba a ser largo y me sentiría mejor si alguien me acompañaba, de paso quizás me podría contar algo extra sobre mi o sobre el mundo de los ocultos.

-¿Vives con tus amigas o con tus padres?

-Amigas, estamos en la misma universidad y no son solo mis amigas son casi como mis hermanas, me han apoyado en todo desde que nos conocimos, son las mejores, las quiero mucho.

-¿Dónde viven?

-Por el cruce de St Jackson con el Arguello Blvd, 3878 –respondí sin tener que restringirme, sin Jack iba a ser mi guardaespaldas tenía derecho a saber dónde vivo, quien sabe si algún día de estos necesitare que valla a mi casa de manera urgente

-Wow, ‘’St Jackson’’parece que tienes mucho dinero niña, que le robas a la universidad o algo así para poder vivir.

No quise responderle a su estúpida pregunta, así que me quede callada

-Como sea está a 2 horas caminando de aquí

Seguía sin tener ganas de responderle

-¿Estudias escultura en la Universidad de San Francisco no?

-¿Cómo lo sabes?-dije con mucho asombro, el chico era demasiado bueno para adivinar cosas.

-Adiviné-dijo mientras me miraba a mí con una ligera sonrisa- es parte del negocio conocer y analizar al enemigo en cualquier oportunidad que se presente.

-Pero yo no soy tu enemigo-le respondí algo incomoda por su comentario

-Hasta que este un 100% que no me vas a traicionar, nunca lo sabré con exactitud

-Eres demasiado desconfiado, ¿lo sabias?

Jack no me respondió solo se quedó mirando al cielo gris y nublado con una cara seria.

-Solo camina, Katherine-dijo murmurando como si ya no tuviera ganas de hablar

Al cabo de casi una hora cuarenta y cinco minutos estábamos a unas 3 cuadras de mi casa, tuvimos que hacer una parada en una banca que para que yo descansará, cosa que no le gustó mucho a Jack, el chico era de verdad imparable no estaba cansado ni mostraba ningún signo de estarlo, su respiración era normal, y no tenía ni una sola gota de sudor en el cuerpo, su cuerpo no estaba agitado, con cosas como esta uno se pregunta si de verdad él es humano.

Luego que descanse lo suficiente, me paré y seguimos caminando, solo quería llegar y echarme en mi cama y dar por finalizado este día.

-De verdad Jack, dime ¿Qué eres?, no puedes ser humano, mírate no estás cansado luego de caminar casi dos horas seguidas.

-Deja de hablar y apresúrate que  quiero ir a tomarme unos tragos porque te juro que…

Un extraño sonido resonó en todo la cuadra, parecía que algo de metal se hubiera caído a unos metros atrás nuestro, el sonido fue lo único que se escuchó en todo la cuadra, puesto que en esta no había nadie más que nosotros, cosa rara porque San Francisco rara vez suele estar tan vacía a estas horas.Rápidamente giré para ver lo que había atrás, los enormes edificios que estaban a nuestra derecha estaban con las puertas cerradas, las bancas que habían atrás nuestro también estaban vacías, no había nadie caminando atrás nuestro, cosa rara porque recién iba a ser la 1 de la tarde, mire hacía los rincones de la calle y con el rabillo del ojo pude ver una pequeña sobra que se metía dentro de un callejón que habia entre dos edificios, probablemente pudo ser mi imaginación pero…

La Maldición escarlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora