CORAZON.

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Tu corazón que me enseñaste a sentir,

está claro que, sin ti, no puedo vivir,

Y por ti, mucho pude conseguir...


Tu corazón, que sufres tanto todo el tiempo,

Estas tan siego atrapado en esos recuerdos,

De cuando solíamos ser felices y no existían lamentos...


Sí, corazón, te marchitaste como una seca rosa,

Todos se olvidaron de que vivías dentro de mí y te trataron como poca cosa,

Soy testigo de las noches que lloraste y de las palabras dolorosas,

Pedias a gritos un simple abrazo, pero la vida no fue generosa...



Sé, corazón, que sufres mucho por mi vida.

Espero con ansias no hacerte más daño y darte la última despedida,

Y Si pudiera sacarte de mi pecho, créeme; que lo haría enseguida...


Tú..., condenado corazón, perdiste la razón al creer que a ella tenías,

Estabas tan siego, aferrado en el amor, conservaste la ilusión; sin saber que no te quería,

Y te rompiste, y no solo fue en dos, en cien pedazos quedaste, al enterarte de que la perdías,

Pero no la culpaste sin importar la situación, justificaste su acción y dijiste que era mía.


¡Ay corazón!, No sabes cuánto me duele, que te duela,

Sé que estás apegado a mí, así como un zapato está apegado a su Zuela

Y cuando no aguantas más, sufres tanto, que ni mis palabras te consuelan...


Triste y amargó corazón, con razón siempre me siento muy solo,

Es que solo si te hubiera cuidado habrías hallado el modo,

De amarme tanto, porque ahora de decepción lloro...

Mil Poemas Y Un Corazón RotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora