Creando recuerdos

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— Te escucho muy alegre últimamente, siento curiosidad, además, por la poca frecuencia de tus llamadas tengo la impresión que me ocultas algo.

— No es nada, madre, solo me ha ido muy bien en el centro.

— ¿Solo eso?

Cream apretó los labios, al mismo tiempo que cruzaba sus dedos detrás de su espalda.

— Solo eso, madre, te lo aseguro.

Aunque no viera su rostro, el silencio que emanaba ruidosamente de su comunicador, le indicaba que el rostro de su madre mostraba desconfianza y sospecha.
Claramente consciente de las mentiras de la menor.

Vainilla tenía razón, al parecer, estas últimas semanas Cream ha estado más "alegre". Unas cuantas personas que visitaban el centro lo comentaron en una ocasión, indicando que en el rostro de la coneja había una sonrisa que antes no estaba y que parecía ser constante ahora.

— Lo único que te pido, Cream, es que si esto se trata de un muchacho seas responsable. Ya sabes lo que puede suceder cuando una pareja joven no se cuida y...

— ¡Mamá! —exclamó la chica tapándose el rostro avergonzada— ¡Basta! ¡No es nada cercano a eso!

— Solo digo —continuó la coneja mayor—, que soy muy joven para ser abuela, ¿de acuerdo?

— Sí, mamá, no te preocupes.

— Eso espero, cariño. Debo marcharme, Vector me está esperando afuera. ¡Cuídate mucho y salúdame a Chocola!

Una vez terminada la llamada, Cream se quedó en silencio observando la ventana que daba hacia su patio.

Era domingo, por lo que la tarde era su tiempo libre. Esos días se dedicaba a dormir o a ver películas junto a Chocola. A veces quedaba con Amy a tomar té pero no era muy frecuente.

Sin embargo, desde algunas semanas, era diferente. Desde que su invitado llegó a su hogar, los domingos en la tarde se habían vuelto mucho más interesantes.

Afuera, en el patio, se encontraba Tails jugando con Chocola. Al parecer, Tails había creado una máquina que creaba bolas de nieve que luego pasaban a ser muñecos.

Ambos se veían muy felices. Chocola se veía fascinado por todo el proceso de creación de muñecos de nieve mientras Tails se veía orgulloso de su creación que sólo le tomó unos minutos.

Se quedó observándolos unos minutos hasta que Tails miró hacia la ventana e inmediatamente levantó una de sus manos en señal de saludo.

— ¡Cream! ¡Ven aquí, esto es muy divertido!

La coneja sonrió y negó con la cabeza, haciéndo un gesto de frío.

— ¡Oh, vamos! ¡Un poco de frío no hará nada!

— ¡Chao! ¡Chao!

Cream negó nuevamente, haciendo que la insistencia de los chicos aumentara. Ella volvió a negar.

Sin saber bien como, unos minutos después ya estaba dirigiéndose al patio con su abrigo y bufanda.

El poder de convencimiento que tenía ese par era aterrador.

— Ya estoy aquí, si me resfrío será culpa de ambos —exclamó la chica con el ceño fruncido y con un puchero en sus labios.

Tails rió con fuerza.

— ¡Vamos! Hace mucho que no tengo una guerra de nieve, y no creo que jugar contra Chocola sea justo. Él probablemente me destrozaría.

Ahora era Cream quien reía mientras Chocola observaba confundido.

Ilusión del Pasado | TaireamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora