─ ¡Muchas gracias, señorita Cream! ─exclamó una niña con una pequeña Chao entre sus brazos─. Prometo cuidar de la pequeña Latte, ¡seré su mejor amiga!
La coneja mayor sonrió ante la encantadora emoción de la niña.
─ Estoy segura que así será, ha sido un verdadero gusto poder ayudarles. ¡Qué tengan un excelente viaje a casa! ─exclamó dando una reverencia muestra de la gratitud.
La niña, junto con su madre y la Chao agradecieron nuevamente antes de irse.
Momentos como ese ─pensaba Cream al ver a la feliz familia salir del local─ eran los más reconfortantes de su día.
Cream, a sus 21 años, era dueña de uno de los hogares de rescate y cuidado de Chaos más reconocidos y queridos por su ciudad. Era su pasión cuidar de esas adorables criaturas y se le daba bastante bien. Recogía a aquellos que estuvieran perdidos o heridos y les daba un hogar temporal que lograba que los pequeños estuvieran felices y saludables. Cada uno de los Chaos podía ser adoptado por una familia, como acababa de suceder con Latte, aunque su centro podía mantener albergando a los Chaos durante mucho tiempo sin problema.
Debido a sus buenos cuidados y a la gran demanda por adopción, Cream podía mantener el centro por sí misma sin la necesidad de tener un compañero de trabajo. Muy pocas veces sucedía que necesitaba ayuda, pero nunca resultaba ser un gran problema porque su madre o Amy siempre estaban dispuestas a brindar apoyo.
─ Vaya, mira la hora ─anunció la coneja más para sí misma que para ser escuchada por alguien más─, creo que es momento de cerrar.
Cambió el cartel de la entrada de "abierto" a "cerrado", se encargó de dejar comida para cada uno de los Chaos y se despidió afectivamente de cada uno de ellos.
Antes de salir, tomó su abrigo ─era invierno y estaba muy helado─, vistió a Chocola, su propio Chao, con una pequeña bufanda y salió del local para dirigirse a su hogar.
Vivía sola, siendo Chocola su única compañía la mayor parte del tiempo, y su casa estaba a pocos metros del centro de rescate Chao, pero le gustaba caminar por el bosque cercano antes y después de ir a trabajar. El silencio y la naturaleza se le hacían algo muy hermoso y ella apreciaba esos momentos de tranquilidad.
─ Vamos por nuestro paseo diario nocturno, ¿de acuerdo, Chocola? ─le preguntó a su Chao con una sonrisa a lo que el pequeño respondió con una serie de ruiditos afirmativos.
Esa noche las estrellas se veían preciosas y la nieve reflejaba la luz de la luna. Definitivamente un paisaje hermoso se presentaba ante ella. Pasó fuera de su casa, observándola como siempre lo hacía en sus paseos.
Su casa se ubicaba a los pies de una colina, en la parte más alta del terreno se erguía un árbol mediano de blancas hojas que cada día parecía lucir más hermoso.
─ Cosmo... ─murmuró con nostalgia la coneja sin despegar su vista del árbol mientras caminaba.
Se preguntaba si su amiga estaría feliz con los cuidados que ella le daba a su árbol.
Aunque, de seguro, su amiga hubiera preferido que fuera alguien más quien cuidara de su último rastro de existencia.
Cream detuvo su andar un momento.
¿Cómo pudo todo terminar tan mal? Eran tan felices y luego...
Cream no pudo evitar que sus ojos se nublaran con tristeza. Aún pasando tantos años, la ausencia, la pena y la duda calaban en ella con una intensidad abrumadora, casi dejándola sin fuerzas.
Han pasado quince años desde que Cosmo murió y nada volvió a hacer igual. Ese acontecimiento trajo muchas consecuencias que ella ni nadie jamás se hubieran imaginado. Cream en ese entonces tenía tan solo seis años pero, recuerda todo con claridad.
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Ilusión del Pasado | Taiream
Hayran KurguHan pasado 15 años desde que Cosmo se sacrificó para salvar al universo, dejando atrás la ilusión de una vida larga y plena con sus amigos. Han pasado 13 años desde que Tails, luego de una gran discusión con Sonic, huyó de su hogar para nunca más se...