Capítulo 1

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Me costaba contener las lágrimas mientras caminaba por la acera de aquella calle próxima a mi casa. En mis manos descansaba mi Nintendo 3DS, o mejor dicho, lo que quedaba de ella. Cada vez que la miraba las lágrimas volvían a caer por mis mejillas inevitablemente.

Era una costumbre para mí llevar la consola a la universidad, así podía jugar durante las horas libres. Jamás hubiera podido prever que un chico se tropezaría por la escalera, caería sobre mí y ambos nos llevaríamos un buen golpe. Por suerte, ninguno de los dos resultó herido, pero cuando saqué la consola de mi mochila unas horas después...

Aquel aparato me había acompañado durante años, había sido mi único consuelo cuando estaba deprimido y triste, cuando nadie más podía entenderme. Verlo destrozado en mis manos era tan doloroso como si me estuvieran estrujando el corazón.

Cuando llegué frente al bloque de apartamentos en el que vivía tuve que guardar la consola en mi mochila. Mientras buscaba las llaves pensaba en mis opciones. Podía llevarla a arreglar, cosa que parecía imposible, o comprar una nueva. Probablemente tuviera que hacer lo segundo, aunque tendría que ahorrar un tiempo para ello. Suspiré con tristeza ante la perspectiva de pasar meses sin poder jugar a Pokémon. Al menos podía consolarme sabiendo que el juego no había resultado dañado.

Entré a mi apartamento y dejé la mochila junto a la entrada, su lugar habitual. Debía admitir que no era muy ordenado, y mi pequeño hogar lo demostraba. En el pequeño recibidor tenía mis zapatillas tiradas de mala manera en el suelo, además de un par de chaquetas en el perchero junto a la puerta. La cocina tenía utensilios sin lavar en el fregadero y la encimera. El salón no estaba mucho mejor, y mi dormitorio tenía ropa en el suelo y la cama sin hacer.

Ignorando el deprimente paisaje ante mí, me dirigí hacia la cocina para buscar algo que poder almorzar. Sin embargo, al buscar en el frigorífico me di cuenta de que me faltaba un ingrediente para la comida que tenía pensado hacer ese día. Maldije mi mala suerte y volví a la entrada del apartamento para coger mi cartera. Tendría que ir a comprar a una tienda que estaba cerca de mi casa.

Salí a la calle y puse rumbo a la tienda mientras sacaba el móvil de mi bolsillo. Empecé a buscar por internet consolas en oferta, con suerte habría alguna buena que pudiera aprovechar.

Me detuve al llegar a un semáforo y comprobar con un rápido vistazo que estaba en rojo. Antes de poder centrarme de nuevo en mi búsqueda, algo pequeño pasó rápidamente a mi lado.

-¡No!- escuché una voz agónica que gritaba detrás de mí. Pero toda mi atención estaba puesta en la pequeña niña que se adentraba en la carretera, a solo unos pasos de mí.

De forma inconsciente, mi cuerpo se propulsó hacia delante y se estiró para agarrarla. Me pareció captar el sonido de unos frenos, pero estaba tan centrado en alcanzar a la joven frente a mí que no estaba seguro.

Mis brazos se cerraron en torno a ella, y en ese momento noté una luz cegadora justo a mi lado. Lo siguiente que sentí fue un impacto que duró apenas un instante, y después... nada.

Cuando recobré ligeramente la consciencia, o eso me parecía a mí, me encontraba flotando en un infinito espacio negro. Los recuerdos de lo sucedido me asaltaron, y entonces entendí que había muerto. Durante unos segundos me quedé en shock, pero después me di cuenta de que no sentía miedo o dolor.

Aquello fue incluso más impactante que la noticia de mi muerte. ¿Cómo era posible que no temiera morir? Solo me llevó unos segundos entender que no tenía nada verdaderamente preciado en mi vida que me atara a ella. Lo único que merecía la pena era Pokémon, y desgraciadamente no era más que ficción.

Pokémon: El viaje de EricDonde viven las historias. Descúbrelo ahora