Capítulo 32

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Habían pasado cinco días desde que llegamos a la Cascada Meteoro y tuvimos ese encuentro con Druddigon, y ahora Aura y yo estábamos en Pueblo Pardal comprando provisiones para emprender el camino hacia Pueblo Lavacalda.

Durante los últimos días nos habíamos dedicado a entrenar al máximo. Por mi parte, me aseguré de que Bianca se adaptara a su nueva forma evolucionada y desarrollé un nuevo y original método para que pudiera esquivar los ataques sin depender de teletransportarse.

Pero no le dediqué mi tiempo solo a ella, los demás también mejoraron. Mis compañeros se habían hecho más fuertes y también habían aprendido algunos ataques nuevos, ya fuera por nivel o porque les enseñé alguna MT.

Incluso mi recientemente adquirido Gible había entrenado duro y aprendido algún ataque. Cuando lo saqué de su Pokeball para hablar con él, acabé descubriendo que era una hembra. Por tanto, decidí llamarla Gaia, como una diosa de la tierra de mi anterior mundo.

El único que no había aprendido nuevos movimientos era Spike, pero solo porque los que tenía ya eran bastante buenos. Giro bola y Drenadoras son la base de su estrategia, y hasta que no evolucionase no podría enseñarle un par de movimientos que tenía en mente.

Ahora, mientras esperaba a que Aura terminara de hacer unas compras en la tienda Pokémon, hacía girar una Pokeball sobre la punta de mi dedo índice y la miraba pensativo. En ella se encontraba un compañero que también había logrado evolucionar recientemente, y sin duda me sería útil en la batalla de gimnasio.

-Ya estoy lista.- dijo una voz a mi lado, sacándome de mis pensamientos.

Mi mirada se fijó en Aura, quien me observaba con una sonrisa. Ella también había entrenado duro estos días. Incluso consiguió que uno de sus Pokémon evolucionase. Además, los dos habíamos compartido consejos para hacer que el entrenamiento fuera más productivo.

-En ese caso, vámonos.- dije apartándome de la pared sobre la que estaba apoyado y guardando la Pokeball con la que estaba haciendo malabares.

Nuestro objetivo era llegar a Pueblo Lavacalda cruzando el Monte Ascua, y una vez allí ganar nuestra cuarta medalla de gimnasio. O bueno, debería decir que ese era mi objetivo, porque Aura tenía otros planes en mente.

-Tenemos que probar las aguas termales antes de la batalla de gimnasio, son medicinales y relajan el cuerpo y la mente.- argumentó mi amiga por tercera vez desde que habíamos salido de Pueblo Pardal.

-Está bien, prometo probarlas.- respondí cediendo ante su insistencia.

No era como si no quisiera probar cosas nuevas, era solo que tenía muchas más ganas de enfrentar a Candela que de bañarme en unas termas. Además, no me gustaban mucho los baños con agua demasiado caliente, prefería el agua fresca o, directamente, fría.

No fue hasta un par de días después que logramos cruzar toda la zona volcánica y llegar hasta la base del Monte Ascua. Por suerte, había un sendero que cruzaba la montaña y llegaba hasta Pueblo Lavacalda, por lo que no nos perderíamos por el camino.

-Debemos tener cuidado con las zonas escarpadas.- le dije a Aura mientras iniciábamos el camino.

-No te preocupes, soy una experta exploradora.- respondió ella con una amplia sonrisa mientras levantaba un brazo y sacaba músculo. No pude evitar soltar una carcajada.

-No dudo de tus habilidades.- me apresuré a decir cuando me percaté de la mirada entrecerrada que me dirigía.

-Más te vale.- dijo mientras asentía. Aunque su ceño estaba fruncido, noté que estaba luchando por contener una sonrisa.

Le sonreí de vuelta. Me gustaba mucho hablar con Aura y bromear de esta manera. Siempre había buen ambiente entre los dos y me sentía muy cómodo con mi amiga. Era algo que no podía experimentar viajando en solitario, aunque mis Pokémon siempre me hacían compañía.

Pokémon: El viaje de EricDonde viven las historias. Descúbrelo ahora