Capítulo 23

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El día siguiente llegó antes de que me diera cuenta. Esa noche había dormido profundamente, por lo que había descansado bien y se me había pasado en un suspiro. Eso era una buena señal, iría completamente listo al gimnasio.

Cuando terminé con mis ejercicios matutinos me di una ducha y bajé a desayunar con una sonrisa. Por algún motivo, hoy me había levantado contento. Me sentía lleno de energía y tenía ganas de llegar al gimnasio cuanto antes. Por ese motivo, tardé poco en devorar la comida y poner rumbo a mi destino.

Cuando llegué al gimnasio Pokémon me encontré con un edificio prácticamente igual a los otros. Al parecer, debían seguir esa norma con su aspecto externo. Supongo que sería para facilitar su localización a los entrenadores.

Al entrar al edificio me encontré un paisaje que bien podría ser el de una central eléctrica. Había decenas de torres eléctricas que iban desde las que eran un poco más pequeñas que yo hasta las que tenían el triple de mi altura.

Las paredes eran de metal, pero curiosamente el suelo era negro. Al dar un paso me llevé un pequeño susto cuando unas chispas de color rosa salieron desde mi pie y se dispersaron por el suelo. No parecía ser electricidad real, era como si el suelo fuese una pantalla digital que respondía al tacto de las pisadas.

Una vez superada la impresión inicial, avancé por el pasillo y pude observar que había todo tipo de Pokémon eléctricos en unos recintos con paredes de vidrio transparente. El interior de dichos habitáculos tenía hierba, arbustos y otros elementos que conformaban un diminuto hábitat natural. En la parte superior de los mismos había una especie de antena.

Mientras pensaba en qué función podría tener eso me percaté de que uno de los recintos estaba vacío. Al acercarme más me di cuenta de que estaba equivocado. Sí que había un Pokémon allí.

Acurrucado en una esquina se encontraba un pequeño Shinx. La criatura debió notar mi presencia, puesto que alzó la cabeza y miró en todas direcciones hasta dar conmigo. Me llevé una pequeña sorpresa al notar que tenía tres marcas verticales sobre su ojo izquierdo, probablemente hechas por unas garras.

En cuanto sus ojos amarillos se posaron sobre mí, su ceño se frunció y empezó a gruñir mientras me enseñaba los dientes. Una chispa salió desde su cuerpo e impactó contra el cristal que tenía frente a mí. Del susto, di un paso atrás y choqué contra algo.

-Auch... ten más cuidado.- escuché decir a alguien detrás de mí.

Al girarme me encontré con una joven algo mayor que yo. Tenía un largo pelo rubio platino, el cual tenía recogido en dos coletas que se doblaban en zigzag y formaban un rayo. Vestía una camiseta de tirantes negras y unas mallas del mismo color con dos líneas blancas verticales por el exterior de sus piernas. Sobre eso llevaba un abrigo amarillo de aspecto mullido. También me percaté de que tenía unos auriculares azul eléctrico sobre su cabeza. Por último, dos orbes azules me miraban bajo un ceño fruncido.

-Disculpa, ese Shinx me asustó con ese repentino ataque.- me excusé algo avergonzado. Ella miró detrás de mí.

-Ah, ya entiendo. Ese Pokémon es bastante desconfiado debido a malas experiencias que ha tenido. No se lo tengas en cuenta.- me explicó la mujer con una sonrisa algo triste. Parecía sentirse mal por el pequeño Shinx.

-Ya veo, lamento oír eso.- respondí mirando de nuevo al Pokémon. Probablemente esas marcas en su rostro tenían alguna relación con esas malas experiencias.

-¿Y qué haces aquí? ¿Eres un retador?- preguntó la de cabello rubio mirándome con una sonrisa divertida. Algo me decía que también le gustaba combatir.

-Así es. Mi nombre es Eric, y tú debes ser Lena, la nueva líder de gimnasio.- dije recordando la interesante información que había encontrado la otra noche.

Pokémon: El viaje de EricDonde viven las historias. Descúbrelo ahora