Capítulo 30

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Mi mirada fue de una a la otra, y de vuelta a la primera nuevamente. Pasaron varios segundos desde que Tristana apareció y ninguna de las dos decía nada. Estaba empezando a ponerme nervioso por esta tensión, tenía que decir o hacer algo.

Antes de poder hacer algo, Aura dio un paso adelante y empezó a cerrar distancias con la morena. Me preocupaba un poco lo que podría suceder, pero sabía que Aura era una buena persona, por lo que la observé sin interferir.

Mi amiga se detuvo a un paso de la otra chica. Sus orbes azules miraban con decisión a los ónices negros de la entrenadora del clan Meteoro, que la observaba con una ligera sonrisa. Entonces, Aura extendió su brazo.

-Disculpa, no me presenté adecuadamente la vez anterior. Soy Aura, de Villa Raíz.- dijo la castaña mientras mostraba una ligera sonrisa, aunque su mirada seguía siendo firme.

-Encantada, Aura. Soy Tristana.- respondió la morena estrechando la mano de mi amiga.

Las dos sostuvieron el agarre unos segundos antes de que la del clan Meteoro se acercara a Aura y le susurrara una cosa al oído. Cuando se alejó, me percaté de que el rostro de Aura estaba sonrojado.

-¿Qué le has dicho?- pregunté alzando una ceja con curiosidad.

-Son cosas de chicas. No seas cotilla.- respondió la morena con una sonrisa misteriosa. Aura no contestó, así que me encogí de hombros con resignación.

-En cualquier caso, no sé si debería entregarte las esferas. Fueron robadas de diferentes organizaciones de Hoenn, y deberían ser devueltas. Incluso podría meterme en un lío si se descubre que te las entregué a ti.- mencioné temiendo meterme en problemas por entregar una reliquia de la región.

-¿Y crees que esas organizaciones pueden proteger esos objetos? Ya los robaron una vez. Además, si le dices a Máximo que me los diste a mí, lo entenderá.- las últimas palabras de la chica me hicieron mirarla sorprendido. Y no fui el único.

-¿Conoces al Campeón?- preguntó Aura con los ojos bien abiertos.

-Sí, desde hace un tiempo. Supongo que aún no os habrá hablado del Escuadrón Delta... En cualquier caso, las esferas estarán más seguras conmigo.- dije ella extendiendo las manos hacia mí.

Tardé unos segundos en procesar la información. Ya era la segunda vez que escuchaba sobre ese escuadrón, tendría que preguntar a Máximo al respecto. Además de eso, el Campeón parecía conocer la existencia de Tristana, y ella tenía razón al decir que podrían robarlas de nuevo.

-¿Te parece bien si se las entrego?- le pregunté a Aura. Después de todo, no era solo mi decisión.

-Tú la conoces más que yo. Confío en tu decisión.- respondió la castaña mirándome con una sonrisa.

-Bien, llévatelas.- acepté finalmente. Saqué ambos orbes y se los entregué a la chica, que no tardó en guardarlos.

-Buena decisión, habría tenido que patearte el trasero si te negabas.- dijo de forma burlona. Lo peor era que sabía que era capaz de hacerlo.

-Búrlate mientras puedas, ya que pronto seré tan fuerte que no tendré rival.- respondí en un gruñido que la hizo reír.

-Ánimo con eso, fiera. Yo me marcho ya, tengo cosas que hacer. Gracias por la ayuda.- tan de improviso como llegó, la morena se despidió de nosotros. Pero antes de alejarse le dirigió una mirada divertida a mi amiga.

-Ánimo a ti también.- dijo de forma misteriosa, lo cual me extrañó. No pensaba que le importara la carrera de entrenadora de Aura. Al mirar a mi amiga, ella tenía la cabeza gacha y parecía avergonzada.

Pokémon: El viaje de EricDonde viven las historias. Descúbrelo ahora