Capítulo 18

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Cuando desperté a la mañana siguiente, me incorporé en la cama con el corazón latiendo con fuerza. Miré a mi alrededor, pero la habitación estaba en total silencio y no había nada sospechoso.

Me llevé las manos a la cara y me froté los ojos. Había tenido pesadillas esa noche, por lo que no había podido descansar bien. Esperaba que fuera solo algo temporal, o iba a ser un gran problema para mí.

Aunque era algo temprano, decidí salir ya. No iba a poder dormir de todas maneras, y cuanto antes me marchara de ese lugar, mejor para mí. No me iba a servir de mucho, puesto que Janine estaría siguiéndome, pero al menos no me sentiría atrapado como en aquella casa.

Después de recoger mis cosas, salí de mi habitación y pasé por la entrada. Afortunadamente, el señor Treta no estaba allí. No quería tener que verlo de nuevo después de lo sucedido. Ni siquiera sabría cómo actuar.

El aire fresco de la mañana acarició mi rostro en cuanto estuve en el exterior, y yo lo agradecí mentalmente. Aquí no me sentía asfixiado, pero el hecho de saber que me estaban siguiendo aún me ponía nervioso.

Intentando no pensar en ello, emprendí mi camino hacia ciudad Malvalona. La ruta que me esperaba era larga, pero si me daba prisa podría llegar para mañana antes de comer. Con eso como objetivo, aumenté el ritmo.

En mi avance hacia mi siguiente destino, descubrí que el camino de bicis que unía Portual con Malvalona seguía allí. Como en los juegos, era una estructura elevada varios metros sobre el suelo, lo que me parecía muy extraño. Era como una montaña rusa.

Algo curioso sobre eso, decidí buscarlo en el Holomisor. Para mi sorpresa, ese camino no era solo para transeúntes, sino que también se celebraban en él unas carreras de bicis bastante intensas.

Este tipo de diferencias respecto a lo que yo conocía me parecían maravillosas. Junto a otras cosas, era lo que hacía que esta aventura fuese algo nuevo y especial. A mi mente llegó la imagen de Aura, pues estaba seguro de que a ella le gustaría participar en la carrera de bicis.

Durante mi paso por la ruta, varios entrenadores se acercaron para desafiarme. Pude notar que el nivel de estos había mejorado, lo cual era de esperar. Todos ellos tendrían dos medallas, por lo que debían ser lo suficientemente buenos para haber llegado hasta allí.

Pude vencerlos a todos, aunque hubo una chica que me dio un buen susto. Nuestra batalla fue de dos Pokémon por bando. Yo inicié con Gael, mientras que ella sacó un Misdreavus. Mi compañero superó a su rival, pero cuando se disponía a darle el golpe de gracia, la entrenadora usó Mismo destino y ambos Pokémon cayeron debilitados.

Aquella fue una sorpresa, pues estaba seguro de que Misdreavus no aprendía ese ataque. Pero entonces caí en la cuenta de que podría haberlo aprendido mediante movimiento huevo.

Para nuestra siguiente batalla, la joven y yo sacamos a Gastly y Spike, respectivamente. Ahora que ya sabía su estrategia, sabía cómo vencerla. La chica inició con ataques normales, mientras que yo puse a mi Pokémon a la defensiva hasta que logré acertar unas Drenadoras. Con eso, el combate quedó sentenciado, puesto que su Mismo destino no afectaba a Spike si las semillas lo debilitaban.

Mientras seguía con mi camino, me puse a pensar en la estrategia de esa chica. Intentaba superar a su rival justamente, pero si veía que su Pokémon iba a ser debilitado no dudaba en usar Mismo destino para llevarse al enemigo consigo. De esa forma, como mínimo siempre lograría un empate en sus batallas.

Por desgracia para ella, yo ya me había enfrentado en el competitivo de Pokémon a gente que usaba esa táctica, y sabía exactamente cómo vencerlos. Eso me recordó que todavía no me había enfrentado a nadie que usara un equipo de stall. O lo que es lo mismo, de tocar las narices. Estaba seguro de que en algún momento me enfrentaría a uno.

Pokémon: El viaje de EricDonde viven las historias. Descúbrelo ahora