VII. Un día para recordar

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Los exterminadores estaban listos para recibir a sus nuevos miembros en la arena de entrenamiento donde debían vencer en combate al maestro: Kohaku.
Toda la aldea asistiría así como los exterminadores y las familias de los que ahora recibirían el armamento oficial.
Los alrededores estaban repletos de los habitantes, cada plaza contaba con los lugares necesarios para que nadie sobrara.

—Kohaku debe estar orgulloso, tendrá tantos integrantes, si el número sigue creciendo tendrán que construir más hogares en la villa.— rió Kagome a lo que Sango asintió

—No hay nada mejor que tener a los jóvenes, Rion será de mucha ayuda, con el nivel de poder con el que nació será difícil que algún demonio escape.— entusiasta la exterminadora se fijó en los que esperaban con ansias por la prueba

—¿Tuviste que pasar por esto también? Vaya, que talentosa.— impresionó Rin siendo casi arrastrada por sus gemelas

—¡Vamos mamá! Perderemos nuestros lugares.— voceó Towa con euforia

—No te angusties, el jefe no es demasiado rudo.— simplificó Setsuna sin mucho interés

—Oigan, dejen de halar a la tía Rin, si fuera por ustedes la llevarían a la espalda.— Moroha apareció sin armamento, sin la túnica de ratas de fuego

—No te preocupes Moroha, ya estoy acostumbrada.— Rin se soltó de sus hijas frotando sus manos

—¿No has visto a Riku? No lo encontré cuando entramos.— interrogó la peliblanca

—No, pero no creo que falte en el día de Rion.— admitió la caza recompensas

—¡Rin!— llamó Kagome levantando la mano

—Iré un momento, ustedes conversen tranquilas.— dulcemente se apartó la esposa de Sesshomaru

—¿Estarás bien? Kirinmaru vendrá a ver a su hija hoy.— le preguntó la gemela mayor

—¿Por qué debería sentirme mal o tener miedo? No se trata de mí.—

—¿Segura que no dirá nada sobre su pequeña cosa?— volvió a atacar la otra gemela

—No dudo de él, sería una sorpresa si se atreviera a mencionar alguna cosa que pusiera en riesgo su reputación, por cierto me iré pronto para completar una misión.— la pelinegra colocó su rostro de negocios tan conocida para ambas niñas

—¿Tiene algo que ver con las serpientes demonios?— Setsuna se aferró a la Yukari no Tachikiri

—Un tipo me contrató para que vaya matando estas serpientes hasta el castillo de su señor, ¿será difícil?— la cuarto demonio acarició nerviosamente su cabello

—Son grandes y peligrosas, cada una posee una habilidad diferente así que ten mucho cuidado, no tienes resistencia al veneno.— ¿eso fue una queja o preocupación?

—Lo sé, cielos, no tienes necesidad de humillarme, todavía no manejaba mis poderes al máximo.— quejó la menor curvando sus labios

—¿Quién dijo que eres experta?— renegó la castaña con una expresión desconfiada

—Se acabó, basta de peleas, si te vas a ir pronto más motivos para disfrutar de un buen momento.— las apartó Towa con los brazos

—¡El maestro Kohaku llegó!— anunció Rokuta a la multitud

Entre conversaciones en voz alta los aldeanos tomaron sus respectivos asientos. Las chicas por igual, Inuyasha tomó asiento junto a Kagome, Rin y Sango.

Todo parecía puesto para comenzar pero Rion se atrevió a observar tras su hombro.

La gente comenzó a murmurar y a susurrar entre sí cuando la sombra del gran demonio, enemigo de los humanos, el imponente Kirinmaru ahora entraba al recinto en total calma para tomar el lugar que le correspondía. Riku le siguió detrás eligiendo juntarse con Towa.

Cuarto demonio, cuarto corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora