XX. Idea

113 13 14
                                    

Moroha acomodaba algunas vasijas dentro de una pequeña barcaza como muchos otros pobladores.

El plan estaba en marcha y aunque significaba un gran riesgo la recompensa final lo valía.

No había mucho que perder pero los pescadores ayudaron tanto como pudieron en la la planificación del movimiento.

—Señorita Moroha, aún no entiendo de que trata la idea.— dudó Ichiro acarreando una vasija al lado de la antepuesta por la chica

—Sabemos que ataca de noche ¿verdad?— exclamó la cazadora atando una cuerda alrededor de la botella

—Sigue sin tener sentido.— quejó en voz baja Kirinmaru parado a un costado

—Tú no deberías estar parado.— lo apuntó la cuarto demonio

—Es un viejo truco que aprendió de los exterminadores.— rió Myoga sentado en el hombro vendado del Daiyokai

—Cuando hay un problema sobre tamaño los humanos suelen recurrir al aceite.— rumoreó Moroha atando cada cántaro a la perfección

—¿Piensa hacerla explotar? Pero la señora Sasori...— trató de comentar el joven acompañante

—Tranquilo, esta muchacha tiene solución a todo, no solo es una hábil cazadora sino también intuitiva.— fanfarroneó ella apuntándose a si misma

—Vas a necesitar de mucha fuerza y astucia para vencer a esa serpiente colosal, ¿cómo un poco de aceite y un puñado de humanos podría solucionar la desproporción en combate?— trató de entender Kirinmaru

—Hoy vencerán los trucos, aún tengo una sorpresa.— afirmó la de rojo haciendo sonar la almeja dentro del kimono

—No puedes usar el carmesí, no lo has dominado del todo, ¿recuerdas lo que pasó la última vez?— Kirinmaru trató de hacerle entender casi reprochándola

—Eso pasó hace más de un año, he crecido, manejo mis habilidades con mayor destreza.— desmintió la cazarecompensas haciendo un pequeño gesto con la boca

—Puede que sea cierto, aún con la práctica a tu favor vas a necesitar apoyo.— alegó el milenario cerrando los ojos caprichosamente

La hija de Kagome se acercó únicamente para apenas colocar un dedo encima de la venda lo que hizo que el rey del alba temblara.

—No puedes pelear así.— replicó viéndolo tocar la parte magullada del brazo

—No voy a discutir esto contigo, al menos dejame ser la carnada.— pidió él

¿Acaso ese soberbio Daiyokai de tiempo atrás ahora estaba negociando la inclusión en el plan? Que orgulloso gesto portaba con la mirada puesta en el horizonte del mar.

La prometida únicamente se limitó a suspirar profundamente volviendo al quehacer.

—Entonces Ichiro, ¿tienes idea de dónde salen estas atrocidades?— enumeró la arquera asegurando los nudos

—Hace años atrás eran la calamidad de la provincia de mi Señor Kanaye pero con el paso del tiempo las apariciones con forma de serpiente se han colado al mundo. La raíz del mal existe en la montaña tras la ciudad, me temo que es nuestro destino final. Lamento no poder proveer más información, es todo lo que sé.— habló Ichiro arrugando el gesto

—Si cada una tiene un poder diferente no quiero imaginar el poder de las otras, recién es la tercera.— bufó la cuarto demonio

—Con un poco de fuerza bruta quizás logremos vencerlas.— concibió el pelirrojo

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 21 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Cuarto demonio, cuarto corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora