15.- (Mark Evans) "un episodio suicida"

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Narra: ¿?

La suavidad con la que me envuelve el caro colchón y la aroma que desprende, hace que mi sueño sea totalmente placido y relajante. Durante cada madrugada parece que me teletransporto a un mundo donde no tengo absolutamente ningún pendiente o problema presente. Donde solo soy yo y mi mente en su máximo esplendor.

De pronto a lo lejos escucho una alarma que empieza a hacerse cada vez mas presente y detestable, ocasionando que mi sueño se empiece a desvanecer y mi cuerpo a reaccionar, regresando a la realidad.

Abro mis ojos de golpe ante el fuerte sonido de mi teléfono. Lo tomo y primero veo la hora

3:47 am

Guío mis ojos al resto de la pantalla donde se muestra una llamada entrante. Entrecierro los ojos acostumbrándome a la luz y leo el nombre "Evans"

Parpadeo rápidamente y me levanto de golpe de la cama, sin dudar contesto y me coloco el teléfono en el oído.

—¿Que sucede?... ¿porque a esta hora? - dije calmado

—Hansen... ya no puedo... no puedo mas.- dijo con la voz temblorosa y sentí como mi piel se erizaba - enserio que... ¡todo todo! Lo que has hecho, todo te lo agradezco amigo mío... hermano - empezó a llorar

Mi mundo se detuvo en este instante y los mil pensamientos en mi mente se enredan que no me permite pensar con claridad

—¡E-Espera Evans!... ¿De que hablas? ¿que piensas hacer? - digo mientras me paro de mi cama, busco mi ropa y empiezo a cambiarme. Obviamente se que es lo que esta por hacer

—Ya no puedo mas... te juro que lucho pero esto me alcanza... no puedo - sollozó

—Hermano espera, ¡No no no! ¿Ni se te ocurra hacer una estupidez oíste? Voy para allá - sin querer mi voz salió quebrada.

Alejo el teléfono de mi oreja, coloco el altavoz y empiezo a rastrear su número desde la app.

—No Hansen, así déjalo, llegó mi hora

—¡QUE TE CALLES! - grité y salí de casa - ya te dije, voy para allá... solo... solo déjame verte... por ultima vez

Después de eternos minutos el respondió

—Te espero - colgó la llamada

Subí a mi auto, lo prendí y aceleré de golpe hasta la dirección marcada.

—¡Estupido Evans! Ni se te ocurra... - limpié bruscamente una lágrima de mi mejilla y me apresuré a conducir lo más rápido posible.

Aprieto mis manos en el volante y sin importar si hay carros o no, yo manejo a toda velocidad pasándome los semáforos y rebasando a los autos que se ponen en mi camino.

Profesor MclovinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora